Podemos aprueba «ensayar» su primer gobierno con el PSOE

El primer gobierno PSOE-Podemos será una realidad en Castilla-La Mancha en las próximas semanas. Las bases del partido morado secundaron, con una abrumadora mayoría de casi el 78 por ciento, la propuesta que el presidente regional, el socialista Emiliano García-Page, les hizo para entrar en el Ejecutivo. En la consulta a los militantes, celebrada entre el viernes y el lunes, votaron 4.588 personas (un 48,1 por ciento del censo). Fueron 3.562 los que respondieron que «sí», 1.006 que «no» y 20 optaron por votar en blanco. Además de la entrada en el Gobierno, la pregunta a las bases, ciertamente enrevesada, llevaba aparejada la aprobación de los Presupuestos regionales de este año. Algo que generó críticas en el sector anticapitalista de Podemos al mantener que se podían apoyar las cuentas y seguir en la oposición.

Lo que Podemos preguntó a sus bases es un «debate» entre ser «oposición permanente» o «un Gobierno diferente», dijo ayer José García Molina, el líder en Castilla-La Mancha. El resultado es «un mandato claro de nuestras bases. Seremos alternativa de Gobierno, pero nunca gobernaremos para el PSOE», comentó María Díaz, la secretaria de Organización. Podemos tendrá dos puestos en el Ejecutivo regional: una vicepresidencia segunda y la coordinación del Plan de Garantías Ciudadanas. Este plan se compone, básicamente, de tres puntos: que nadie se quede sin casa, tampoco sin suministros básicos y una renta mínima para todo sujeto. Tendrá un coste cercano a los 120 millones de euros.

«Apuesta valiente»

Nadie duda de que el Gobierno conjunto en Castilla-La Mancha es un experimento a nivel nacional. Pablo Echenique, secretario de Organización, utilizó ayer la palabra «ensayar» y añadió: «El tiempo dirá si la apuesta ha sido acertada, pero lo que es obvio es que ha sido valiente y también que marca el camino de lo que puede suceder en España».

El proceso ha generado muchas fricciones internas en sectores que interpretan que Iglesias adopta ahora planteamientos de colaboración con el PSOE, más próximo a los postulados de Íñigo Errejón. Desde el sector anticapitalista rechazan «un giro político muy fuerte respecto de nuestro proyecto original y de lo que se validó en (el último congreso) Vistalegre II», dijo ayer el diputado castellano-manchego, David Llorente. En sus socios de Izquierda Unida la decisión tampoco genera entusiasmo. Su líder, Alberto Garzón, expresó que su formación tiene una estrategia «diferente» y que Podemos pacta con uno de los barones «más de derechas del PSOE».