Pedro Sánchez reaparece, tras 15 días, para trabajar el discurso del «no» a Rajoy

Desde el día 2 de agosto, Pedro Sánchez no ha aparecido en público; tras dar un nuevo portazo a Rajoy en su reunión de ese día en el Congreso, el líder del PSOE prefirió pasar a un segundo plano, intentando que la invisibilidad le aislara de la presión que, cada vez con más intensidad, cargaban sobre él desde el PP y Ciudadanos. Ambos pedían lo mismo: que abandonara el «no» y lo trastocara por una abstención en una hipotética investidura de Mariano Rajoy. Hoy, 15 días después, Sánchez reaparece en el Congreso reuniendo a su equipo —a la Ejecutiva de su partido y a la dirección del grupo parlamentario del PSOE— para tratar varios temas de actualidad, pero sobre todo, para diseñar entre todos el «discurso del no» con el que responderá a Rajoy cuando vaya a la votación de investidura.

Sánchez ha decidido romper su silencio el mismo día y a la misma hora en que Rajoy reunirá a su Comité Ejecutivo Nacional. De este modo, se garantiza su parte de protagonismo en una jornada especialmente cargada, tras una semana de «parón». Tras semanas en las que ha imperado el mutismo en las filas socialistas —sólo roto muy esporádicamente por alguna declaración oficial de los portavoces—, el secretario general del PSOE elige esta jornada para lanzar un mensaje a sus oponentes políticos: se mantiene en el «no».

Inmunes a la presión

De hecho, la idea del encuentro de hoy es precisamente comenzar a diseñar cómo será el discurso de Sánchez en el debate de investidura, y de qué manera se construirá ese «no» que piensa dar a Rajoy. Fuentes del partido socialista aclararon que no hay ninguna intención de cambiar de postura. Pose o realidad, en el PSOE quieren dejar patente que ninguna de las presiones de estas últimas semanas les ha afectado: ni las externas, de PP y Ciudadanos responsabilizándoles de unas terceras elecciones en el caso de que la investidura no prospere; ni las internas, de Felipe González o Rodríguez Zapatero apostando por la abstención el primero o por abrir un debate sobre el asunto en el partido, el segundo. Como dijo días atrás el portavoz parlamentario socialista, Antonio Hernando, «nadie va a quebrar al PSOE».

La reunión de este miércoles se justifica como «una toma de contacto a mediados del verano» en la que «testar el inicio de curso político», algo que tendría toda la lógica en circunstancias normales, pero chirría cuando el país se acerca a los 300 días sin gobierno. Afirman que en el encuentro se tocarán temas de actualidad, como las reválidas de la Lomce o el techo de gasto. Pero su principal misión es devolverle la presión a Rajoy, esta vez con el argumento de la fecha de la investidura. El PSOE da por hecho que «por responsabilidad» Rajoy tiene que salir hoy con un día marcado en el calendario. Mientras, el aparato oficial de los socialistas se mantiene en su negativa a apoyar al líder popular, y rechaza abstenerse. Ayer aseguraban en Ferraz que «no tenían previsto» celebrar ningún Comité Federal, el órgano que podría cambiar el sentido del voto del PSOE.

No obstante, sigue habiendo en el partido quien piensa, como dijo el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero días atrás, que es «tiempo de debate y de diálogo», como recordaba ayer el secretario general del PSOE en Aragón y presidente de la Comunidad autónoma, Javier Lambán. El político hizo un llamamiento a «todas las fuerzas políticas españolas» para que la situación del país «se normalice cuando antes» y haya Gobierno en España.

También el líder del PSC, Miguel Iceta, realizó en varios medios unas declaraciones proponiendo salidas como otro candidato popular diferente de Rajoy, una alternativa capitaneada por el PSOE o un independiente. Palabras que el PP achacó a «los calores del verano».