Moncloa tiene poco optimismo sobre la gran coalición, pero Rajoy quiere abrir un diálogo

Como en el juego de la oca, toca volver a la casilla de salida, la de la noche electoral del 20 de diciembre. Todo vuelve a estar igual, o casi, que hace 80 días, con las mismas posibilidades de pacto, e idénticas dificultades para alcanzar una mayoría suficiente en el Congreso. Hay una diferencia: el reloj ha echado a correr después de una investidura fallida, en la que el Congreso ha dado un «no» rotundo al acuerdo de Gobierno PSOE-Ciudadanos.

La presión de la cuenta atrás marcada por la Constitución, esos dos meses desde la primera votación de investidura, pesa ya sobre todos los partidos, que se verán obligados a llegar a un acuerdo contrarreloj, si es que quieren evitar que el 2 de mayo se disuelvan las Cortes y se convoquen elecciones el 26 de junio.

Ahora, desde esa casilla de salida, Mariano Rajoy se dispone a recuperar de nuevo la iniciativa política y, como ya hizo hace más de dos meses, en los próximos días llamará a Pedro Sánchez para tratar de buscar un acuerdo.

La resaca del agrio debate de investidura de Pedro Sánchez durará varios días. «Ahora hace falta una limpieza a fondo del karma negativo», comenta gráficamente un miembro del Gobierno en funciones. Como dijo Rajoy ayer en ABC, las heridas del debate se pueden restañar. El presidente tiene previsto pasar página y llamar al secretario general del PSOE en los próximos días, cuando las aguas hayan vuelto a su cauce.

Hoy, lunes, Rajoy viaja a Bruselas para participar en una cumbre con Turquía y en un Consejo Europeo. Servirá para abrir un paréntesis, pero a la vuelta se pondrá en marcha de nuevo para buscar esa «gran coalición» con el PSOE que está defendiendo desde la misma noche electoral.

«Cediendo todos»

¿Es optimista sobre un acuerdo que para el conjunto de los españoles parece realmente imposible? «En La Moncloa no hay optimismo respecto a un posible pacto con el PSOE, pero eso no quiere decir que Rajoy no lo vaya a intentar», confiesan fuentes de Presidencia. Rajoy ya ha participado en otros acuerdos históricos con el PSOE, el pacto autonómico de 1992 y la reforma constitucional del articulo 135, entre otros, y sigue pensando que con esfuerzo, mucho diálogo «y cediendo todos», es posible sellar consensos.

Rajoy es realista y es consciente de que, hoy por hoy, lo más probable es que se convoquen nuevas elecciones generales en junio, como ya le confesó a David Cameron en los márgenes de la última cumbre europea. Así que los políticos mantendrán un discurso que en un 50 por ciento irá dirigido a los pactos, y en otro 50 por ciento será típico de precampaña electoral.

Rajoy quiere reanudar el diálogo con Sánchez, pero también con Albert Rivera. El líder del PP no tiene mala relación con el presidente de Ciudadanos, «ni mal concepto» de él, según fuentes próximas. De hecho, en el debate fue «cuidadoso» a la hora de atacar al partido naranja. Rivera, sin embargo, llegó a pedir la cabeza de Rajoy al frente del PP. «Aunque nos hayamos hecho daño en el debate, nada es irreparable», insisten en Moncloa. La intención de Rajoy es mantener la reunión prevista con Rivera que se pospuso en plenas negociaciones de este con Pedro Sánchez para alcanzar su acuerdo de Gobierno.

El diálogo con Rivera sería complementario al principal que pretende Rajoy con Sánchez. En Moncloa y en el cuartel general del PP son conscientes de que el único indispensable para que Rajoy pueda gobernar es el PSOE. «Si hay una mínima posibilidad de pactar con el PSOE es justamente ahora, con el reloj haciendo tic tac y con la presión de una cuenta atrás hacia la convocatoria de elecciones», sostienen las fuentes consultadas.

Presiones socialistas

En el equipo de Rajoy confían en que si no es la dirección actual del PSOE la que acceda a entablar un diálogo con el PP, al menos sea la organización socialista en su conjunto la que presione en ese sentido. Y si tampoco eso es posible, en el Gobierno en funciones y en las filas populares no preocupa especialmente la vuelta a las urnas. Eso sí, sin descartar el otro posible pacto posible, el del PSOE con Podemos más la abstención de los independentistas, el «peor escenario» para España que se imaginan ahora mismo en Moncloa.

Lo que tienen claro en el gabinete de Rajoy es que el presidente del PP no se someterá a una sesión de investidura si no cuenta con los apoyos suficientes en el Congreso. «No engañamos a nadie, seguimos manteniendo la misma posición», explican. Respecto a la posibilidad de que el Rey convoque una tercera ronda de consultas, los populares creen que Don Felipe dejará pasar un tiempo prudencial para que los partidos tengan contactos y pueda comprobarse si hay algún acuerdo a la vista o las posiciones se mantienen inamovibles.