Gobierno sin estrategia

No es cierto que todo el PP sufra el mismo mal que padece su Gobierno en cuestión de estrategia de comunicación, tan necesaria en momentos tan duros como la lluvia de casos de corrupción que le está cayendo encima. Esta semana dos de sus presidentes autonómicos, Cristina Cifuentes y Juan Vicente Herrera, han salido ilesos de sendas tormentas que han atajado con cabeza, determinación y rapidez de las que podrían tomar nota en La Moncloa.

Al presidente de Castilla y León le querían involucrar en una supuesta trama de concesiones eólicas de su Gobierno. «Pido perdón por anticipado por si se han cometido irregularidades», zanjó Herrera. A la presidenta madrileña le metieron en una encerrona, una comisión de investigación sobre su responsabilidad en la concesión de la cafetería de la Asamblea regional a una empresa que, se ha sabido luego, ayudó a financiar a su partido.

Cifuentes hizo frente a las acusaciones de la oposición y a la salida improvisó una rueda de prensa para dejar muy claro su mensaje. Batalla ganada.

Se desconoce quien es el genio de La Moncloa que permitió que el abogado del PP argumentara a la Audiencia Nacional que Mariano Rajoy no podía acudir a declarar en persona en el juicio de la Gurtel porque sus obligaciones como presidente del Gobierno le impedían desplazarse 18 kilómetros. Con lo fácil que habría sido anunciar que Rajoy esta más que dispuesto a acudir para aclarar de una vez por todas lo sucedido. No llevan razon los magistrados al obligarle, pero ya decía Cela que para conseguir una cosa hacen falta tres requisitos: llevar razón, saber pedirla y que te la den. Y este Gobierno tiene la costumbre de conformarse con aplicar el primero.

Esta semana se han producido noticias importantes para la estabilidad del Ejecutivo con la aprobación de los Presupuestos y la mejora incuestionable de la creación de Empleo. Las dos han sido noticias de un día, comentadas únicamente por el ministro de turno. El libro de Petete de la estrategia de comunicación recomienda en su capítulo uno insistir en repetir las buenas nuevas para calar en la opinión pública y ofrecer ejemplos muy didácticos de cómo los Presupuestos o los datos de paro afectan a la vida diaria del ciudadano de a pié. Una gran ocasión perdida para que Rajoy y sus ministros acudan a los medios, de los que últimamente están ausentes, a explicar las cosas que les salen bien.