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Don Felipe se convierte en el segundo monarca español en dirigirse a los diputados británicos - Casa del Rey

El Rey pide en el Parlamento británico diálogo sobre Gibraltar

Defiende también los derechos de los ciudadanos comunitarios en Reino Unido

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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El discurso del Rey esta tarde ante las dos Cámaras del Parlamento británico ha estado a la altura de la solemnidad del marco, la histórica Royal Gallery, que muy rara vez escucha la voz de estadistas foráneos. Felipe VI elogió con calor al país anfitrión y a su Parlamento, «símbolo del compromiso del pueblo británico con la causa de la libertad». También ensalzó a la magnífica Isabel II: «Permítanme que les felicite por su admirable Reina». Pero el Rey de España no eludió las cuestiones espinosas. Con tacto, reclamó diálogo para superar el enfrentamiento sobre Gibraltar con «una fórmula satisfactoria para todos». También defendió los derechos de los comunitarios residentes en la UE tras el Brexit, que han recibido una rácana oferta de Theresa May muy criticada por Bruselas.

La primera ministra escuchó en primera fila.

El salón de altos techos dorados lucía imponente, con sus enormes murales de las batallas de Trafalgar (la muerte de Nelson), Wellington en las guerras napoleónicas y retratos de monarcas de antaño. Diputados y lores vestidos con elegancia llenaron la Royal Gallery y aplaudieron con calor al Rey, más de un minuto, a pesar de que algún diputado tory del ala derecha eurófoba del partido había anunciado que varios parlamentarios abandonarían la estancia si el monarca hacía alguna alusión reivindicativa a Gibraltar, un símbolo patriótico para la derecha tory.

Felipe VI habló en inglés, salvo en el tramo final de su discurso, cuando hablando de cultura y de Cervantes y Shakespeare se pasó al español. El Rey concluyó su alocución con un gesto hacia su padre, que hace 31 años se convirtió en el primer soberano foráneo en hablar ante las dos Cámaras británicas. Felipe VI cerró citando está frase de Juan Carlos I ante idéntico foro: «Somos dos naciones con todos los motivos para la comprensión, el apoyo y el afecto».

El discurso estuvo lleno de gestos. Al hablar sobre el terrorismo, recordó a los británicos que «siempre contarán con el afecto de los españoles, saben bien que somos sus amigos y leales aliados, cada miserable ataque terrorista nos ataca a todos nosotros». El Rey recordó que Jo Cox, la diputada laborista asesinada por un neonazi durante la campaña del referéndum de la UE, al policía acuchillado hasta morir por un terrorista islamista en la puerta del Parlamento y, por supuesto, al héroe español del atentado yihadista del Borough Market: « Ignacio Echeverría, como muchos británicos y no británicos, demostró un comportamiento ejemplar y heroico».

Sobre el contencioso de Gibraltar, el monarca dejó este párrafo: «En está historia tan rica y fructífera también ha habido rivalidades, enfrentamiento y distanciamientos, pero gracias al trabajo y determinación de nuestros Gobiernos, autoridades y ciudadanos han quedado atrás como hechos del pasado; estoy seguro que esa determinación ara superar diferencias se redoblará en el caso de Gibraltar y confío plenamente en que el diálogo necesario y el esfuerzo de nuestros gobiernos conseguirán avanzar en la búsqueda de fórmulas satisfactorias para todos».

Con May escuchando a solo dos metros, el Rey de España demandó «una vida digna y segura» en el Reino Unido para los ciudadanos comunitarios, de los que 116.000 son los españoles. El Rey recordó lo que une a dos países en apariencia tan diferentes como España y el Reino Unido: «Somos dos de los países más antiguos de Europa y del mundo, monarquías parlamentarias con una vocación y un firme compromiso con la pluralidad y diversidad que enriquecen nuestras sociedades; nuestros dos países crearon dos grandes imperios mundiales de proyección atlántica y visión universal; nuestras leguas son los principales idiomas de comunicación internacional».

Por supuesto no faltó el fantasma que agobia al Reino Unido, el tiro en el pie que ha sido el Brexit. El Rey expresó su «pesar» por la decisión, pero añadió que «la respetamos plenamente» y su confianza en «mantener e incluso mejorar» las hoy excelentes relaciones bilaterales.

El Reino Unido es el primer destino de la inversión de España en el extranjero (80.000 millones). En ese sentido el Rey aludió a las «excelentes» oportunidades que abren para las empresas españolas los planes de infraestructuras del Reino Unido, un país cuyos trenes y carreteras se habían quedado muy atrasados.

Cerró el acto el líder de la Cámara de los Lores con un sonoro «¡viva el Rey!» en español. Respondido con un gran «viva» de los parlamentarios, aunque todo tenía truco: antes de la llegada de los Reyes el speaker había explicado la tradición de los «viva» y cómo se pronuncia.