Diputados del PP reciben insultos de «chorizos»

La bancada popular teme sufrir una nueva fuga de votantes

Madrid Actualizado: Guardar
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El caso Canal está colocando al Grupo Popular en una situación tan delicada como la vivida en las peores horas del caso Bárcenas. Tal es así que la bancada popular teme sufrir una nueva fuga de votantes, difícilmente recuperable si, como parece, siguen apareciendo nuevas informaciones relacionadas con casos de corrupción de miembros del PP durante los próximos meses. «Si esto continúa, a nadie le importarán los progresos económicos. Nadie quiere oír hablar de creación de empleo ni de crecimiento económico teniendo estos escándalos», señala un dirigente provincial.

El ánimo está hundido, y con razón. Los parlamentarios están palpando ya en las calles los efectos del caso Lezo entre sus votantes y no son, en absoluto, positivos. La indignación popular por el desfalco en el Canal madrileño es máxima y no discrimina a inocentes de culpables, así que los diputados populares están siendo víctimas del desahogo ciudadano.

«Nos están diciendo en la calle que somos unos chorizos», dice un cabeza de lista provincial completamente desanimado. «Eso y que somos unos consentidores», coincide otra.

Pero lo que más duele en ese Grupo es que estos apelativos no vienen de electores de Podemos. «Nos lo dice gente que conocemos, que sabemos que nos vota, los nuestros», admite otro líder provincial. «Nos echan en cara que se han llevado el dinero y tienen razón, ¿cómo te defiendes de eso?», señala otra diputada.

Junto al temor a una fuga de votantes y el desánimo general hay un sector que además está reaccionando con indignación hacia el propio partido por las últimas noticias. Se trata de los diputados más jóvenes que ven la marca del PP ya irrecuperable. «Nuestra marca era la de un partido gestor, frente a los socialistas que tenían la imagen de la corrupción. Ahora estamos a su altura sino peor», lamenta indignado uno de los nuevos parlamentarios.

En contra del PP juega en estos momentos el fin del bipartidismo. Antes era un único partido, el PSOE, el que asestaba ataques al Gobierno. Ahora, con la llegada de Podemos y Ciudadanos a la sede de la sesión veranos popular, son tres formaciones, con tres discursos y tres estrategias las que están centradas en aprovechar la corrupción del PP para atacarle por tierra, mar y aire. «El discurso de cada uno se amplifica con el del otro. Esto nos está haciendo daño», admite otro diputado.

El desánimo cunde no sólo por la operación Lezo, las desavenencias en la Fiscalía Anticorrupción y los registros a empresas, sino por la sensación creciente de que la situación «irá a peor». Y, en esas circunstancias, los populares creen que no podrán confiar en ninguno de sus aliados actuales, incluyendo a Ciudadanos. «Si esto afecta a Aguirre y las encuestas empiezan a mejorar para Rivera, vamos a ver si no aprovechan nuestro peor momento para empezar a buscar elecciones», señalan fuentes del grupo.

Esa idea que late en el PP de que las circunstancias no mejorarán tiene bases sólidas. Sobre todo, porque en el Congreso tiene que constituirse antes de julio la comisión de investigación sobre la financiación de Génova que promete convertirse en un auténtico desfile de comparecencias de los rostros populares implicados en casos de corrupción.

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