Chispas

La difícil semana que espera al Gobierno

Tendrá que afrontar los tres importantes retos de presentar los Presupuestos Generales del Estado en las Cortes sin tener asegurada su aprobación; escuchar a Cristina Cifuentes explicar ante la Asamblea de Madrid qué fue de su polémico máster y, por supuesto, tratar de poner fin al embrollo catalán

Mariano Rajoy, este jueves en Armenteira (Pontevedra) EFE
Curri Valenzuela

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Se hace difícil para casi todo el mundo volver al trabajo después de unos días de vacaciones. Pero para cuesta arriba, la del Gobierno después de que sus integrantes se hayan desfogado fuera de Madrid paseando por el monte, caso de Mariano Rajoy , o presenciando procesiones, como han hecho numerosos ministros. Esta misma semana tendrá que afrontar los tres importantes retos de presentar los Presupuestos Generales del Estado en las Cortes sin tener asegurada su aprobación; escuchar a Cristina Cifuentes explicar ante la Asamblea de Madrid qué fue de su polémico máster y, por supuesto, tratar de poner fin al embrollo catalán convertido en un folletín político lejos de escribir su capítulo final.

Cristóbal Montoro llevará al Congreso sus Presupuestos aprobados por el Consejo de Ministros del martes pasado el próximo martes y automáticamente el Gobierno tendrá un mes para negociarlos con suficientes socios para pasar la votación de enmiendas a la totalidad que, de serle adversa, paralizaría su tramitación y dejaría en vigor la prórroga de los del año pasado. Ciudadanos le apoya y los dos partidos canarios también. Faltan los cinco votos del PNV, el partido que no quiere prestárselos mientras siga vigente el 155 en Cataluña. En el Gobierno se lo toman con tranquilidad y miran de reojo al Partido Socialista. Por mucho que le guste a Pedro Sánchez lo de «no es no» a ver cómo se opone a la subida de las pensiones, el aumento del sueldo de los funcionarios y la reducción del IRPF a las rentas más bajas.

El asunto del máster de Cristina Cifuentes mantiene en vilo al PP. Tras negarse a dar explicaciones en rueda de prensa y marcharse unos días de vacaciones, la presidenta madrileña está obligada a comparecer, también este próximo martes, en un pleno monográfico de la Asamblea de Madrid convocado por toda la oposición. Si saca del bolso el trabajo que hasta ahora no ha encontrado y despeja el resto de las dudas existentes, saldrá reforzada. De lo contrario, hasta Ciudadanos le pedirá la dimisión que, de llevarse a cabo, sumiría al PP madrileño en una profunda crisis.

En cuanto al culebrón catalán, el Gobierno lo sigue con el mismo hastío que la mayor parte de los españoles y también con similar desconocimiento de cómo puede acabar todo esto. En el último mes apostó porque sería Elsa Artadi , la portavoz parlamentaria de PDECat, la nueva presidenta; luego se resignó a la designación de Jordi Turull , en vísperas de que el juez Llarena le mandara a la cárcel. Ahora quiere, sobre todo, que la crisis termine de una vez.

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