El Salón de los Pasos Perdidos, uno de los principales lugares del Congreso de los Diputados
El Salón de los Pasos Perdidos, uno de los principales lugares del Congreso de los Diputados - JOSÉ RAMÓN LADRA

Cerca de 90 ujieres custodian el Congreso ante el bloqueo político

Paloma Santamaría lleva 33 años como portera mayor adjunta de la Cámara Baja

Madrid Actualizado: Guardar
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Después de casi trescientos días sin Gobierno, por los pasillos del Congreso de los Diputados se puede ver a periodistas o empleados en una rutina que, tras dos elecciones generales, una legislatura breve y otra que comienza a andar, es inusual. A veces, la agenda sufre cambios que desbaratan los planes iniciales en el lugar que se considera el epicentro de la política nacional.

El panel de reuniones del Congreso, en blanco
El panel de reuniones del Congreso, en blanco - JOSÉ RAMÓN LADRA

Entre la Puerta del Sol y la plaza que homenajea al dios Neptuno, se esconden los entresijos de la vida política, las conversaciones, los cuchicheos y, en los últimos tiempos, las idas y venidas de un hemiciclo que todavía está en composición. Y aunque haya gente que piense lo contrario, siempre está a punto y preparado.

Nunca cierra. De ello se encargan los casi 90 ujieres que Paloma Santamaría, portera mayor adjunta del Congreso, tiene a su cargo. Un equipo con tres turnos durante las 24 horas «porque esta casa –como ella llama al Congreso– siempre está custodiada por los ujieres», afirma.

Después de 33 años en la Carrera de San Jerónimo para muchos esta mujer es como los leones que custodian el hemiciclo, una institución, y aún así Paloma admite no «recordar nada igual» a la situación actual. Los trabajadores del Congreso han visto cómo sus vacaciones, en muchos casos, dependen de los pasos que vaya dando la formación de Gobierno y cuentan con que en cualquier momento pueden ser llamados a su puesto.

«Ha cambiado todo»

Este no es el primer mes de agosto que el trabajo marca su agenda. Paloma recuerda que en 2015 el Congreso estuvo inmerso en la realización de los Presupuestos Generales del Estado, aunque para ella si hay algo que defina este verano es la «expectación». «Hace unos años era más tranquilo y había menos gente», explica. «Este año hay que estar pendiente a ver qué pasa –continúa– aquí estábamos al final acostumbrados a legislaturas muy previsibles. Esta vez no es que se nos hayan roto los esquemas, pero sí que ha cambiado todo. Pensábamos que iba a ser un lío...y ahora, trabajamos igual aunque con particularidades».

Paloma contiene a los medios durante la reunión de Rajoy y Rivera el 18 de agosto
Paloma contiene a los medios durante la reunión de Rajoy y Rivera el 18 de agosto - EFE

Particularidades que se derivan de la entrada de los diputados en el hemiciclo, muchos de ellos «gente nueva y joven que no han estado nunca en política». Así, Paloma recuerda que el primer día de la legislatura supuso un «verdadero reto» para ella y su equipo. La apertura de las Cortes «es una prueba de fuego» porque entran de golpe los 350 diputados, más sus respectivos asesores, y por ello los ujieres tienen trucos para conocerlos a todos. «Tenemos unos cuadernillos en donde están todos los diputados con la foto, ordenados por orden alfabético, divididos por partidos, por número de escaños…. Y al tercer día te suenan, y sabes de dónde son. Eso te da opción a tener un contacto con ellos y termina habiendo cariño», afirma.

Desde las 7 de la mañana y, a veces, hasta que cae la noche Paloma pasa el día entre su despacho en el Registro y los pasillos del Parlamento.

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