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La izquierda radical llega a las elecciones enfrentada y dividida

La ambigüedad de Podemos enfada a quienes reivindican la «verdadera izquierda»

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La «ventana de oportunidad» que los partidos a la izquierda del PSOE vieron el pasado 24 de mayo está muy cerca de cerrarse. Al calor de las candidaturas de unidad popular que lograron ayuntamientos en los pasados comicios, la búsqueda de formatos similares para las elecciones generales fue la estrategia elegida para poner a favor una ley electoral que castiga la fragmentación. Pero nada más lejos de la realidad. Los meses de contactos y negociaciones para crear una única lista para el 20 de diciembre han acabado fragmentando más si cabe las opciones de voto a la izquierda del PSOE. Salvo giros de guión de última hora, las papeletas de IU y Podemos competirán en las urnas. Y habrá más.

Podemos. «La izquierda no gana elecciones»

El partido de Pablo Iglesias lleva meses viendo cómo su manta de votantes se hace cada vez más pequeña, y para cubrirse la cabeza ha preferido que se le queden fríos los pies. Su constante rechazo a ubicarse en la izquierda y apelaciones al electorado socialista para ganar votos por el centro han terminado por reactivar alternativas más radicales que, lejos de serle fiel, lo miran con antipatía y ya se han puesto a trabajar en sus propias opciones.

La ruptura con IU dinamitó cualquier posibilidad de llegar unidos al 20-D. El interés de Podemos no iba más allá de sumar a sus listas a Alberto Garzón y otros nombres con carné de la federación de izquierdas. El requisito siempre fue que IU se diluyera. Garzón, que nunca quiso ser quien enterrara un partido con más de treinta años de historia, intentó hasta el último momento el pacto. Pero la vieja guardia de IU no iba a permitir que se convirtiera en un partido instrumental rendido a Podemos. Cada cual seguirá su camino, en una campaña que ya ha empezado entre reproches y acusaciones de dos formaciones que, con programas similares, se presentarán por separado.

IU. Garzón se queda solo en Ahora en Común

El candidato de IU apostó por Ahora en Común (AeC), un movimiento que pedía la confluencia y que vio como un puente de plata para desembarcar en Podemos. Anunció que se presentaría a las primarias de AeC incluso antes de que se convocaran. Pero de la plataforma que surgió hace meses no le queda ya ni el nombre. Varios de sus promotores se marcharon entre acusaciones a IU de haberlo monopolizado y tras ver que al final se acabaría compitiendo con Podemos. Y se llevaron el registro de la marca consigo. Días antes, un grupo de abogados del bufete Boyé-Elbal diseñó un plan B. Gonzalo Boyé registró un nuevo nombre, Unidad Popular en Común, para que pudiese ser utilizado en caso de que AeC no estuviera disponible.

Equo, cuyo líder Juantxo López de Uralde había sido muy activo en impulsar AeC junto a Garzón, también salió en desbandada y decidió apostar por converger con Podemos. Garzón sostiene que «queda gente no organizada» en el movimiento y que lo importante no es la cantidad, sino la «calidad». Está por ver, tras las primarias, cuánto de IU hay en la plataforma y cuánto queda de la «unidad popular» por la que Garzón dice apostar.

Izquierda Abierta. La Izquierda (Des)Unida que deja Garzón

Izquierda Abierta (IzAb), el partido liderado por Gaspar Llamazares e incluido en IU, denunció la apuesta de Garzón por AeC y criticó que con el pacto con Podemos se estaba firmando la sentencia de muerte de IU. Muy críticos con la estrategia de su candidato, en el último Consejo Político federal, los de IzAb decidieron abandonar los cargos de dirección de Izquierda Unida. Tras acusar a Podemos de «arrogancia», reivindicaron la «identidad de IU» y su «legado». La escisión de Llamazares no se ha consumado, pero IzAb ya ha emprendido su propia hoja de ruta para presentar una alternativa a AeC y Podemos en las elecciones generales del 20-D.

Una tercera opción. «Sin ambigüedades: somos la izquierda»

Beatriz Talegón (Somos Izquierda), Llamazares (IzAb) o el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón han protagonizado varios actos por la confluencia que convertirán en una candidatura que competiría con Podemos. Y tras la ruptura, posiblemente también con IU. Aún en fase de germinación, el objetivo es reivindicar la izquierda que desprecia Podemos y las medidas que históricamente se han vinculado a la misma, como la memoria histórica o el discurso republicano. Garzón vuelve a fijarse en ellos tras romper con Iglesias, pero estos ya han avisado de que recelan de AeC. De hecho, en la lista al Congreso que se presentará a las primarias de AeC y que cuenta con el aval de IU, figura como número tres el ex socialista Alberto Sotillos, que fundó Decide en Común. Aunque activo en este proyecto de unidad de la izquierda, finalmente ha sido seducido por Garzón.

Alianzas territoriales. El problema de los nacionalismos

Podemos e IU ya habían alcanzado acuerdos políticos en Cataluña y Galicia, aunque no jurídicos. Pero en el discurso de muchas formaciones que Podemos quiere seducir prima el nacionalismo sobre la ideología. En Galicia, Anova y las mareas han pedido grupo propio en el Congreso y constituir alianzas que se registren como independientes, por lo que los votos acabarían por no sumar ni a unos ni a otros.

En Valencia el puzle todavía es más complicado. Compromís, ya de por sí una coalición, se ha dado dos semanas para decidir si confluye con Podemos. Iniciativa, el partido de Mónica Oltra, apostó por ir con la formación morada, amenazando incluso a sus socios de coalición con concurrir por separado, aunque más tarde rectificó. El Bloc votó en un 75% ir en solitario, pues su nacionalismo valencianista no casa con un pacto con una formación estatal, aunque Mónica Oltra asegura que no está dicha la última palabra.

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