Acto institucional de celebración de la Diada Nacional de Cataluña
Acto institucional de celebración de la Diada Nacional de Cataluña - efe

Los catalanes deciden el 27-S si ponen fin al proceso independentista de Mas

Las elecciones coinciden con un «puente» en el área metropolitana, la más abstencionista y menos secesionista

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Los catalanes decidirán el 27 de septiembre si ponen fin al proceso independentista impulsado por Artur Mas. Tan simple como relevante es el mensaje que arrojan unos comicios, que no son plebiscitarios, como pretenden los secesionistas, pero que el resto de formaciones coinciden en calificar de trascedentales. La estrategia política de Mas, consistente en tapar su declive electoral y las corruptelas que afectan a Convergència con el discurso identitario, ha colocado a esta comunidad autónoma ante la tesitura de tener que elegir entre la secesión unilateral o los distintos modelos de permanencia en la nación que proponen las formaciones constitucionalistas.

Unos comicios cuya campaña comienza oficialmente hoy, coincidiendo con la Diada del 11 de septiembre, una festividad que perdió su carácter ciudadano desde que Mas la convirtió en jornada de reivindicación independentista.

No es gratuito que el presidente en funciones haya elegido esta fecha para la cuenta atrás. Como tampoco que la cita con las urnas tenga lugar durante un «puente», dado que el 24 de septiembre se celebra la festividad de la Mercè en las ciudades más importantes del área metropolitana (Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà, Badalona...). El éxodo por el largo fin de semana puede disparar la abstención en una conurbación barcelonesa, donde la participación es alta y el voto independentista mucho menor que en la Cataluña interior. Obtener diputados en esta zona resulta más fácil, según el sistema proporcional que contempla la ley electoral.

«Coincidencias»

«Yo no creo en las coincidencias», dijo el propio Mas en una reciente comparecencia parlamentaria. Y, ciertamente, los tiempos que administra el dirigente convergente son muy precisos. Y el suyo como político, dada la ausencia de mayorías claras, parece que toca a su fin. Tres elecciones en cinco años son demasiadas para un presidente autonómico que, en lugar de gobernar, ha puesto a la Generalitat al servicio de un proyecto separatista, sin que esta opción política haya ganado nunca unos comicios autonómicos. De nada han servido las advertencias de empresarios y dirigentes europeos: la separación de España implique inestabilidad, decremento económico y salida de la Unión Europea. El viaje a Ítaca invocado por el presidente catalán sigue su curso. A priori, la candidatura de Junts pel Sí, en la que CDC se ha diluido junto con ERC y varias entidades sociales secesionistas, no tiene una mayoría asegurada y confía en la también secesionista CUP para poder gobernar durante 18 meses, pues este es el plazo que se han dado para lograr la independencia de Cataluña si ganan las elecciones. Pero la CUP, que según las encuestas podrían triplicar su número de escaños, ha dicho por activa y por pasiva que no piensa investir a Mas, al que identifican con la corrupción y el capital.

Este posicionamiento de la CUP abona la teoría de un posible frente de la izquierda radical en el que también participaría ERC y Catalunya Sí que Es Pot, la coalición bendecida por Podemos en la que participa ICV y que pretende repetir la fórmula que permitió a Ada Colau lograr la alcaldía de Barcelona. Este tridente no investiría a Artur Mas presidente, sino a Raül Romeva, cabeza de lista de Junts pel Sí. El exeurodiputado de ICV protagoniza una de las rarezas de estas elecciones, pues aceptó liderar una lista sin perspectivas de ser presidente y sin que se haya prodigado demasiado hasta ahora en los debates electorales. De confirmarse ese tripartito, es posible que Mas no recoja siquiera su acta de diputado.

El fantasma de un posible tridente radical es azuzado por Unió Democràtica de Catalunya (UDC), que por primera vez se presenta a unas elecciones en solitario con Ramon Espadaler como cabeza de lista. Espadaler, que defiende un Estado propio catalán, pero pactado con el Gobierno español, evita centrar sus críticas electorales en la que fue su socia durante 37 años, Convergència, pues sería acusado de incoherente.

En clave española

Unió aspira a tener, como mínimo, grupo parlamentario (5 diputados), algo que los sondeos le niegan. Por contra, Ciudadanos es la formación no secesionista mejor posicionada, aunque la renuncia de Albert Rivera a ser candidato y reservarse para las elecciones generales, podría pasar factura. Inés Arrimadas es la cabeza de lista y se postula como líder de un frente postelectoral junto a PP y PSC que neutralice a los independentistas. Los populares confían en Xavier García Albiol como revulsivo, aunque tienen difícil alcanzar los 19 diputados que logró Alicia Sánchez-Camacho en 2012. Por su parte, PSC también estrena candidato, el veterano Miquel Iceta, que afronta el reto de frenar la sangría de votos que han sufrido en este ciclo electoral, aunque el debate sobre el concepto de nación catalana recién abierto por Felipe González no es un buen punto de partida. Populares y socialistas piensan ya en clave de política nacional, pues en el PSC admiten que el debate secesionista podría beneficiar a Mariano Rajoy de cara a las elecciones generales, que previsiblemente se celebrarán en diciembre.

TV3, entregada

PP, PSC y Ciudadanos van a centrar su campaña en el área metropolitana de Barcelona, que con el paso de los años ha dejado de ser un feudo exclusivamente socialista (el llamado cinturón rojo). Harán «mucha calle», según el argot político, lo que significa poner el acento en el contacto directo con el ciudadano, en detrimento de los actos cerrados en pabellones. Dicho de otra manera, pese a la presión mediática y política en favor de la independencia –TV3, como han denunciado sus propios trabajadores, está entregada a la causa y lo estará hoy en su retransmisión de la cadena humana de la avenida Meridiana–, los partidos favorables a la unidad de España ya no se esconden. Albiol domina las distancias cortas a la perfección, gracias a su experiencia como alcalde de Badalona (Barcelona), mientras que Arrimadas e Iceta estarán arropados por Albert Rivera y Pedro Sánchez, respectivamente. No en vano, las imágenes de los líderes nacionales de Ciudadanos y PSOE aparecen en los carteles de campaña del 27-S. Sánchez multiplicará su presencia en Cataluña durante estas dos semanas de campaña. También lo hará Mariano Rajoy, que el domingo tiene previsto asistir a un mitin en Lérida.

El hecho de que las consignas de los partidos estén centradas en el debate independentista eclipsará los programas electorales de los partidos, es decir, que las propuestas sectoriales sobre educación, sanidad, economía o familia, por ejemplo, no tendrán demasiada repercusión, aunque todas las formaciones, a excepción de Junts pel Sí –que tiene un programa de mínimos basado exclusivamente en un proceso constituyente de 18 meses para lograr la ruptura con España–, se esforzarán en explicarlas.

Tras la tradicional pegada de carteles, la campaña comienza este viernes con una jornada marcada por la manifestación independentista convocada por la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural en la avenida Meridiana de Barcelona. Estas entidades alegan que no es un acto electoral, pero ambas dan apoyo a la candidatura de Junts pel Sí.

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