Francisco Granados, cabecilla de la red Púnica, en una imagen de archivo
Francisco Granados, cabecilla de la red Púnica, en una imagen de archivo - abc
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Marjaliza, socio de Granados, pasa del silencio a trece horas de declaraciones

La declaración de uno de los principales implicados en la Púnica, que puede ser clave en el caso, se mantiene en secreto

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David Marjaliza, socio del exconsejero madrileño Francisco Granados, terminó anoche,tras ocho horas de interrogatorio, su ante el juez declaración durante tres días diferentes y un total de trece horasdel caso Púnica, Eloy Velasco, que le envió de nuevo a prisión, informa Efe. Marjaliza fue conducido ayer por la mañana a la Audiencia Nacional, al igual que lo fue el pasado jueves y viernes, desde la prisión de Soto del Real -donde ingresó el pasado octubre en el marco de la operación Púnica- para declarar ante el juez en sesiones de mañana y tarde..

Marjaliza, que en octubre se acogió a su derecho a no declarar y por tanto no dio su versión sobre los delitos que se le imputan, fue interrogado bajo secreto de sumario, por lo que el contenido de su comparecencia no ha trascendido.

No obstante, el hecho de que ahora se haya decidido a declarar podría indicar que quiere hacer revelaciones muy importantes para la investigación. Se espera que ese secreto se levante en el plazo de un mes, cuando podría conocerse la versión que ha dado estos días de su participación de la trama corrupta en ayuntamientos y autonomías. A este imputado se le considera cabecilla de esta trama junto a Francisco Granados, los dos únicos investigados que continúan en la cárcel.

Velasco decidió volver a citar la semana pasada a Marjaliza para que aclarara extremos nuevos que se han desvelado en los últimos meses de investigación de la causa. En concreto, le pretendía interrogar sobre presuntas operaciones de lavado de dinero en Singapur y operaciones con obras de arte en Suiza para blanquear fondos. La Audiencia Nacional ratificó el pasado abril su prisión porque había un «elevado riesgo» de que se fugara y destruyera pruebas en vista de las líneas de investigación abiertas contra él, entre ellas la de sus más de 150 empresas.

Este riesgo se reveló cuando, en el registro de su domicilio en abril, se encontraron ocultos detrás de cómodas, debajo de colchones, dentro de una maleta y en bolsas situadas bajo las camas, documentos consistentes en correos referidos a cuentas bancarias en Suiza y Singapur. La Guardia Civil encontró además en una vivienda de los padres de Marjaliza algunas obras de arte que los agentes sospechaban que podían haber sido compradas para blanquear dinero.

En el auto de ingreso en prisión del pasado octubre, el juez consideraba a Marjaliza como la «cabeza de un amplio entramado empresarial núcleo de una organización criminal», así como «centro» de una «amplia red de tráfico de influencias que ha patrimonializado la actividad pública de contratación y de urbanismo con la colaboración de funcionarios y autoridades».

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