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Alberto Plazaola, cuando abandonó la cárcel de Teixeiro, el pasado 4 de diciembre - miguel muñiz

Plazaola huyó de su casa camuflado entre un centenar de militantes de Bildu

Se sospecha que lo ha alojado alguien de su entorno o algún «refugiado» vasco. El etarra aprovechó las cinco horas entre la filtración del fallo y la orden de detención

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Responsables de las Fuerzas de Seguridad tienen datos que apuntan a que el etarra Alberto Plazaola, en busca y captura para que reingrese en prisión y cumpla los diez años que le quedan de condena, abandonó su domicilio de Oñate disfrazado, quizá con peluca, y camuflado entre el centenar de «escudos humanos» que se fueron concentrando en las inmediaciones desde primeras horas de la tarde, cuando se filtró el fallo del Tribunal Supremo. Entre la turba fueron identificados dirigentes locales de Bildu y Sortu.

En torno a la una de la tarde de ayer se filtró el contenido del fallo del Tribunal Supremo, que corregía la sentencia dictada el pasado mes de noviembre por la Audiencia Nacional, y ordenaba que Alberto Plazaola regrese de inmediato a la cárcel para cumplir los diez años que le quedan de condena.

Sin embargo, la orden de detención no le llegó a la Guardia Civil hasta las seis de la tarde. Es decir, el etarra y su séquito de cómplices dispusieron de cinco horas para ejecutar el plan de huida, que sin duda ya lo tenían diseñado de tiempo atrás como previsión, porque la decisión del Alto Tribunal era esperada, a la vista de la decisión que se adoptó con el etarra Pikabea. Pero es más que probable que Plazaola quisiera aguardar hasta el último momento por si en su caso el Supremo se posicionaba de otra manera o ante la sospecha de que su vivienda estuviera vigilada discretamente. En estas circunstancias, la «muralla humana» de Bildu era una buena opción para el terrorista.

En «territorio Txeroki»

El caso es que cuando los agentes de la Guardia Civil acudieron al domicilio de Plazaola, en la localidad de Oñate, en la Guipúzcoa profunda marcada durante décadas por el integrismo batasuno, se encontraron con un centenar de individuos concentrados junto al inmueble. Algunos portaban carteles de Etxerat, e incluso con ellos ocultaban su rostro. Pese a estar en «territorio Txeroki», los agentes, con la orden de arresto en mano, pudieron constatar que el etarra no se encontraba en la vivienda.

Una de las hipótesis que manejan los investigadores, en base a datos recabados, es que, aprovechando el tiempo transcurrido desde la filtración del fallo, hasta la notificación del arresto, Plazaola utilizó algún tipo de disfraz, incluso una pelula, y se camufló entre los concentrados para después abandonar la zona a bordo de un vehículo de alguien de su entorno. Precisamente, una de las vías de investigación que siguen los agentes es que algún familiar o amigo lo ha acogido en su vivienda, al menos para unos días. Tampoco descartan que se encuentre en el domicilio de algún «refugiado» que Plazaola pudo conocer durante sus años de clandestinidad en Francia. Se descarta, en principio, que haya utilizado infraestruictura logística de ETA para eludir en primera instancia su captura. El hecho de que aún le queden por cumplir diez años de condena no hace descabellada la hipótesis de que intente huir y, ¿por qué no?, a Venezuela al amparo del régimen chavista, siguiendo los pasos de Iñaki de Juana. Pero los expertos tampoco descartan que en pocos días reaparezca, rodeado de un «muro humano» de simpatizantes bildutarras, como se ha hecho con activistas de Segi, para que su captura se vea rodeado de amplia trompetería mediática con fines propagandísticos.

Enmendar la plana

La decisión de liberar a Plazaola antes de tiempo llegó por una interpretación de tres magistrados: Ramón Saéz Valcárcel, Manuel Fernández de Prado y Javier Martínez Lázaro, que conforman la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Este tribunal decidió excarcelar al etarra al descontar en España los años de prisión que había cumplido en Francia y lo hizo justo un día antes de que entrara en vigor una ley que lo prohibía. La Fiscalía y la Sección Segunda -que decidió sobre otros etarras como Iñaki Bilbao, «Iñaki de Lemona»- se mostraban en contra.

La Sección Primera apoyó su decisión en una Decisión Marco de la UE de 2008, que permite acumular penas cumplidas en otros países de la Unión. Sin embargo, esta norma no tiene efecto directo, como sucede con las directivas. La Sección Primera ignoró la ley española que transponía el mandato comunitario y que limitaba en gran parte sus efectos. La norma española fijó que la acumulación solo sería aplicable para aquellas condenas impuestas con posterioridad al año 2010, entre otras limitaciones. Estas restricciones, que buscan evitar la excarcelación precipitada de etarras al abrigo de una norma ambigua, fueron asumidas por la Fiscalía del Supremo, quien recurrió la decisión. Ahora, el Alto Tribunal ha enmendado la plana a la Sección Primera de la Audiencia Nacional.

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