Francisco Granados
Francisco Granados - EFE

La Guardia Civil esperó a que Granados dejara a sus hijas para detenerlo

El exconsejero madrileño dio las gracias a los investigadores por no colocarle las esposas delante de las menores

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El ex número dos del PP madrileño, Francisco Granados, vio aparecer a los agentes y lo primero que les preguntó, sin inmutarse, fue: «¿Sois de la UCO?».

No les cogió por sorpresa puesto que los investigadores ya sabían que un topo de su casa, el agente José Manuel Rodríguez, le había dado información al político un mes antes. Le contó por teléfono que la UCO había colocado una cámara de grabación en la entrada de la empresa de su íntimo amigo y socio David Marjaliza en Pinto.

El exconsejero debió de intuir que si iban a por Marjaliza él estaba en la lista. El juez Velasco, acusa al agente, de un delito de revelación de secretos porque trató de sonsacar más información sin saber que sus compañeros estaban escuchándolo en los pinchazos.

Granados, tras la detención, dio las gracias a los investigadores por no colocarle las esposas delante de sus hijas. Ese lunes por la mañana lo estaban esperando a la puerta de su chalé de Valdemoro, pero le dejaron llevar a las dos hijas a Madrid y aguardaron a que las dejara para arrestarlo.

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