Los violadores de la doctrina Parot, un viaje de ida y vuelta a la cárcel

Lo avisaron las asociaciones de mujeres, los psiquiatras. Lo avisaron los expertos penitenciarias, las víctimas... Los violadores no se reinsertan. Un año después de la derogación de la doctrina Parot, que supuso la puesta en libertad de de unos sesenta etarras y una quincena de presos comunes, los peores presagios se han cumplido.

El «violador del estilete» tardó cuatro meses en volver a ser «cazado». Condenado a 70 años de prisión por varios asaltos sexuales, Félix Vidal Anido quedó en libertad después de que el Tribunal de Estrasburgo tumbara la doctrina Parot. Este recurso jurídico establecía que las redenciones de penas por beneficiarios penitenciarios debían descontarse de cada una de las condenas impuestas, no del tiempo máximo del cumplimiento.

Así, se alargaba el tiempo en prisión.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos acabó con esto el 21 de octubre del año pasado. Estrasburgo falló a favor de la etarra Inés del Río, miembro del comando Madrid y condenada a más de 3.000 años por 23 asesinatos. Pero fue excarcelada tras 23 años en prisión y, con ella, 63 etarras: Domingo Troitiño, autor de la matanza de Hipercor, o el que fuera jefe de los comandos Juan Lorenzo Lasa Mitxelena «Txikierdi» entre ellos.

También quedaron en libertad una quincena de asesinos en serie y violadores, pese al riesgo de reincidencia en estos casos. La detención en abril del «violador del estilete» confirmó «los peores presagios», dijo el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez. Vidal Anido había salido de prisión en diciembre de 2013 tras cumplir condena durante casi 30 años. Apenas cuatro meses después volvió a la cárcel por intentar agredir a una mujer.

Vidal Anido no es el único que ha reincidido. Pablo García Ribado, conocido como «el violador del portal», ha sido detenido este mismo mes en Guadalajara por abusos sexuales. Había sido excarcelado en noviembre del año pasado. Entre 1990 y 1993 fue responsable de al menos 74 violaciones cometidas en Madrid. Actualmente ofrecía sus servicios con una identidad falsa como fisioterapeuta a domicilio en las localidades guadalajareñas de Torija y Trijueque.

Igual que los «violadores del estilete y del portal», quedó en libertad el asesino de las niñas de Alcàsser, Miguel Ricart. Esta excarcelación produjo una gran alarma social y el rechazo de los ciudadanos, incluido de su familia, le obligó a irse clandestinamente a Francia. En algunas localidades los vecinos llegaron a formar brigadas para vigilar los pasos de estos exreclusos bajo la premisa de que, antes o después, casi con toda seguridad terminan reincidiendo.

Beneficiados por el fin de la doctrina Parot también salieron a la calle Juan Manuel Valentín Tejero, asesino y violador de la niña Olga Sangrador, y Pedro Luis Gallego Fernández, más conocido como el «violador del ascensor», que agredió y mató a dos jóvenes en Burgos y Valladolid.