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Así es la Cultura catalana y así sería en la Cataluña independiente

Si existe un símbolo de colaboración entre instituciones es el Gran Teatre del Liceu, uno de los equipamientos culturales más arropados por las ayudas estatales

El mantra que se ha instalado en Cataluña en los últimos años es el del maltrato sistemático del Estado hacia la cultura catalana, pero si existe un símbolo de colaboración entre instituciones es el Gran Teatre del Liceu, uno de los equipamientos culturales más arropados por las ayudas estatales. Así, además de aportar el 37,5% de los más de 130 millones de euros que costó su reconstrucción tras el fatal incendio de 1994, el Gobierno ha aportado más de 80 millones al presupuesto ordinario del teatro desde 2008.

Con la llegada de la crisis y los recortes presupuestarios, las aportaciones públicas se han reducido en los últimos años, pero en 2014, el Liceu percibió del Ministerio de Cultura 3,8 millones de euros más para la financiación del IVA aplicado en las obras de reconstrucción del coliseo y 4,1 más por la aportación que le correspondía al Ministerio dentro del plan de viabilidad aprobado para enjugar el déficit que arrastra el teatro, de 16 millones de euros. Asismos, el Gobierno anunció el pasado mes de septiembre unas bonificaciones fiscales del 90% para todas las empresas, ciudadanos e instituciones que quieran hacer donaciones al teatro.

Además de en el Gran Teatre, el Gobierno ha estado siempre muy presente en otras instituciones como el Palau de la Música (aportó 14, 6 millones para las obras de ampliación y la celebración del centenario) y forma parte de los consorcios de grandes equipamientos culturales como el Museo Nacional de Arte de Catauña (MNAC), el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), el Mercat de les Flors, el Teatre Lliure o la Fundación Miró, entre otros, equipamientos a los destinará una partida de 11,5 millones de euros en 2016.

Más gasto en los consorcios e incerteza con la colección Dalí

Pese a que el Consejo Asesor para la Transición Nacional no entra a fondo en ninguno de sus informes a valorar qué ocurriría en materia cultural en una Cataluña independiente, sí que apunta que, al tratarse de competencias totalmente traspasadas a la Generalitat, «no parece adecuado considerar que una Cataluña independiente tendría que asumir una parte del coste que actualmente hace el Estado».

Aún así, la exclusión del Gobierno de los patronatos de aquellos grandes equipamientos culturales de los que ahora forma parte obligaría a Cataluña a suplir la aportación económica. También entraría en discusión la titularidad del Museo Arqueológico de Tarragona, ahora estatal, y se tendría que aclarar lo que la Generalitat identificaba el pasado mes de agosto como uno de los grandes riegos en materia cultural: el futuro del Museo Dalí de Figueres.

Y es que tal y como recuerda un informe eleborado por el propio Ejecutivo catalán, la constitución de un Estado propio podría comportar un riesgo para la continuidad del fondo del pintor en Cataluña, habida cuenta que el Dalí legó su obra al Gobierno y éste podría exigir su regreso.

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