La creación de empresas se ha desplomado en Cataluña un 72% durante el último año

Se ha convertido en la sexta región con menor tasa de crecimiento de su tejido productivo

Roberto Pérez

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El ritmo de creación de empresas se frenó peligrosamente en Cataluña durante el último año. Por dimensión de su tejido productivo y por lo que ha caído el emprendimiento, ha sido la región más castigada por esa desaceleración. En el conjunto de España se notó en 2017 que la creación de nuevas empresas se había moderado respecto a 2016. Pero en ninguna otra región se ha sentido tanto como en Cataluña. El golpe independentista y la permanente tensión provocada por el secesionismo ha multiplicado el efecto en una economía, la catalana, que en crecimiento de tejido productivo ya es aventajada por Andalucía, Madrid y la Comunidad Valenciana.

Las cifras son rotundas: en el conjunto de España, en 2017 la creación neta de empresas fue un 45% inferior que en 2017. En Cataluña, sin embargo, se desplomó un 72%. Solo fue mayor -en porcentaje- en Aragón y en Castilla-La Mancha. Pero, evidentemente, la dimensión del tejido productivo catalán excede con mucho al de esas dos autonomías. Por ello, el efecto del desplome también es mucho mayor.

Acusada desaceleración

La economía catalana cerró el año 2016 con un saldo neto de 5.598 empresas más que en 2015. En 2017, sin embargo, se tuvo que conformar con la creación neta de 1.512 empresas. En 2016 ninguna otra región alcanzó la cifra lograda por Cataluña, mientras que en 2017 se desplomó hasta convertirse en la sexta región por la cola, la sexta con menor crecimiento de su tejido productivo. Por ejemplo, durante el último año, la creación de empresas en Madrid fue más del doble que en Cataluña. Por su parte, la economía de la Comunidad Valenciana aventajó a la catalana en un 77% en este apartado, tras crear casi 1.200 empresas más que las que logró sumar Cataluña. Y también Andalucía le sacó ventaja, al crear 748 empresas más, un 49% más de las que creó la economía catalana.

Con las cifras en la mano, queda patente que el golpe independentista no solo provocó una masiva fuga de empresas a otras regiones españolas en busca de una estabilidad económica y una seguridad jurídica amenazadas por el secesionismo, sino que éste también provocó un hundimiento del emprendimiento.

La economía española en su conjunto logró aumentar su tejido empresarial un 1,1% en 2017, mientras que Cataluña se conformó con un escuálido 0,7%.

El empleo se resiente

Eso tuvo su reflejo directo en la creación de empleo, que también se ha ralentizado en Cataluña de forma preocupante. Según las estadísticas de la Seguridad Social, las empresas catalanas con asalariados registraron en 2016 una creación neta de 105.000 puestos de trabajo; en 2017, el crecimiento fue mucho más moderado, de apenas 92.300 nuevos empleos. Es decir, una desaceleración del 12% en solo un año.

En este indicador, el de creación neta de empleo asalariado, Cataluña también retrocedió sustancialmente: de ser líder en 2016, pasó a verse ampliamente superada por la Comunidad de Madrid en 2017. El año pasado, las empresas madrileñas crearon 23.000 empleos más que las catalanas. Y eso que el tejido productivo madrileño es mucho menor que el catalán: Cataluña tenía al acabar 2017 un total de 229.307 empresas con asalariados, frente a las 185.632 localizadas en la Comunidad de Madrid.

Que la economía catalana se ralentice es algo que incide directamente en el agregado económico español. Hay que tener en cuenta que Cataluña concentra el 17% de todas las empresas con asalariados que hay en España, y el 18% del empleo que generan entre todas ellas. Una desaceleración en la economía productiva catalana acaba extendiendo sus efectos al conjunto de España, porque esa ralentización del crecimiento tiene lugar en uno de los territorios clave del tejido empresarial español.

Diferencias regionales

De hecho, el mapa productivo nacional muestra grandes diferencias entre regiones. Baste un dato: el 62% de todas las empresas que hay en España se concentran en cuatro regiones, en Andalucía, Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana. La densidad empresarial es drásticamente menor en el resto de España, lo que limita también la capacidad de crecimiento del mercado laboral en esas regiones con menor tejido productivo.

Baleares, Madrid y Valencia, a la cabeza

En tasa y volumen neto de creación de empresas, Baleares, Madrid y la Comunidad Valenciana fueron las autonomías líderes durante el último año. Entre las tres acumularon un incremento neto de 8.700 empresas en 2017. En el conjunto de España, el tejido empresarial se expandió un 1,1% durante el último ejercicio. En el caso de Baleares, sin embargo, la tasa de creación neta de empresas fue del 2,9%. En porcentaje, fue la región en la que más aumentó el número de empresas durante el año pasado. La segunda posición la ocupó Madrid, con un incremento del 2%, tasa que también se anotó Extremadura, mientras que en la Comunidad Valenciana el aumento fue del 1,9%. Tras ella, Murcia, con un aumento del 1,8%.

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