Planta de Abengoa en Sanlúcar La Mayor (Sevilla)
Planta de Abengoa en Sanlúcar La Mayor (Sevilla) - AFP

Abengoa choca con la banca en su pretensión de obtener grandes quitas

La reunión de su consejo, en la que se aprobó el plan de viabilidad, hace que sus acciones se disparen un 34,8%

SEVILLA/MADRID Actualizado: Guardar
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Abengoa vivió este lunes un hito clave en su estrategia para salir a flote. En diciembre la gran prioridad de la compañía era lograr una inyección de liquidez que evitara el concurso de acreedores a corto plazo y le permitiera llegar viva a enero para redactar un plan de viabilidad con el que alcanzar un acuerdo con banca y bonistas (a los que adeuda 9.000 millones). Ayer el consejo de administración de la multinacional sevillana se reunió para dar luz verde a esta nueva hoja de ruta (redactada por Álvarez & Marsal) y entrar así en una nueva fase: pactar cómo será la compañía en el futuro, en qué negocios se va a centrar, qué activos venderá y, por lo tanto, qué nivel de deuda podrá asumir para ser sostenible en los próximos cinco años.

La compañía remitió un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, en el que comunicaba la estrucura de la actividad futura de Abengoa. El objetivo final es seducir a una banca extremadamente recelosa a lo largo de estos dos meses para alcanzar un acuerdo antes del 28 de marzo.

«A nivel operativo la compañía desarrollará su negocio concentrándose en las actividades de ingeniería y construcción con tecnología propia o de terceros», apuntó ayer la firma en un breve comunicado, en el que solo detalló un dato: «Del plan de viabilidad se desprende que la compañía tendrá unos niveles de ingresos en los próximos años del orden de dos terceras partes de los obtenidos en 2014». Es decir, unos 5.000 millones. El plan contempla «la venta de los activos no fundamentales incluyendo todos los de biocombustibles de primera generación».

Aunque por el momento no han trascendido más detalles, la meta inicial de Abengoa pasa por rebajar desde 9.000 millones a unos 3.000 millones su deuda corporativa, con quitas y capitalizaciones por parte de bancos y bonistas (que controlarían al final del proceso en torno al 60% de las acciones del grupo). Es ahí donde estará el grueso de la negociación, ya que en un principio las entidades financieras menos expuestas sí habían previsto voluminosas exenciones en la deuda, pero en las últimas semanas el discurso ha cambiado sensiblemente. «No estamos dispuestos a asumir grandes quitas», indicaron ayer fuentes financieras próximas a las conversaciones mantenidas con la empresa. En el seno de Abengoa creen que un buen acuerdo con la banca es la clave, ya que esto propiciaría a su vez un pacto posterior con los bonistas (agrupados en torno a la firma Houlihan Lokey). Y es que muchos de estos bonistas compraron títulos de deuda en plena crisis de Abengoa, a precios muy bajos, y podrían recuperar buena parte de la inversión aceptando los mismos términos que suscriba la banca (aunque se apliquen elevadas quitas). En el caso de los proveedores industriales (a los que adeuda en torno a 5.000 millones), es con las grandes firmas como ABB, General Electric o Siemens con las que Abengoa quiere acordar fraccionamientos de pago y plazos de espera a lo largo de los próximos cinco años.

Una Abengoa que previsiblemente tendrá un tamaño de dos tercios de la actual necesitará una plantilla más reducida. En el ámbito laboral, la empresa ya ha reconocido que ha prescindido de más de 500 empleados en España (la mayoría de ellos con contratos temporales o vinculados a proveedores) y pasará de contar con 7.000 empleados en España a unos 4.000. Ayer las acciones A de Abengoa (que son las que tienen asociadas derechos políticos y, por lo tanto, permiten el control de la empresa) se dispararon un 50,81% (hasta 0,558 euro) y las clase B un 34,8% (a 0,21 euro). Esto indica que los inversores más especulativos vieron ayer con optimismo la presentación del plan.

Fuentes de las entidades financieras hacen hincapié en que, aparte de la capitalización de deuda y las quitas, será imprescindible que Abengoa ponga en marcha su plan de desinversiones de más de 1.800 millones marcado como objetivo en 2015. El final de esta hoja de ruta sería la búsqueda de un socio industrial. Sin embargo en la compañía creen que tanto el plan de desinversiones como la búsqueda de un socio hay que ejecutarlo en un esquema de estabilidad para evitar ofertas a la baja.

Nueva liquidez

Abengoa aún requiere una inyección próxima a los 300 millones de euros para llegar a marzo y cumplir con sus compromisos de pago más acuciantes. Los tenedores de bonos (donde figuran otras firmas internacionales como BlackRock, Sothic Capital, TCI o Pimco) ya han previsto realizar una inyección superior a los 100 millones tras solicitar a la banca acreedora que compartan las garantías de la filial estadounidense Atlantica Yield (anteriormente, denominada Abengoa Yield). Abengoa ya recibió en diciembre 106 millones respaldado por un porcentaje significativo (17,3%) de Yield. Esta petición de los bonistas se ha encontrado con un fuerte rechazo por parte de la banca, que también se opone al interés del 15% más otro 10% adicional al vencimiento que los bonistas ponen como requisito. Otra parte de los 300 millones que requiere Abengoa procedería de la venta de algún activo (no solo industrial, sino también inmobiliario).

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