El presidente de Euskaltel, Alberto García, y el director general, Fernando Ojeda, durante la salida a Bolsa de Euskaltel
El presidente de Euskaltel, Alberto García, y el director general, Fernando Ojeda, durante la salida a Bolsa de Euskaltel - efe

Euskaltel se hace fuerte con la compra del operador gallego R por 1.155 millones

El fondo británico CVC será accionista de referencia de la «cablera» vasca tras la transacción, cuyo precio incluye la deuda

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Euskaltel coge más músculo de cara a la recta final del proceso de consolidación del sector de las telecomunicaciones en España. El operador vasco, que hace menos de un mes salió a Bolsa, ha llegado a un principio de acuerdo para la adquisición de la compañía de cable gallega R por 1.155 millones de euros, según informaron ayer ambos grupos. La operación supondrá la creación de un operador líder en el norte de España con aproximadamente 700.000 líneas de teléfono fijo y banda ancha por cable, según datos a cierre de 2014 de la CNMC.

La transacción implica que Euskaltel, controlada al 30,1% por Kutxabank, comprará el 70% del capital de R en manos de la firma de capital riesgo británica CVC y el 30% restante que ahora mismo es propiedad de Abanca, entidad resultante de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova y que a cambio de su rescate debe desprenderse de sus participaciones industriales.

La cablera vasca abonará esos 1.155 millones en que se ha valorado el 100% de R, que incluye la deuda financiera y que equivale a 10,9 veces su resultado bruto de explotación (ebitda), en efectivo y acciones de Euskaltel. El grupo de telecomunicaciones del País Vasco debutó el 1 de julio en el parqué a 9,5 euros por acción y ayer cerró la sesión a 10,25 euros, de forma que su capitalización asciende a 1.297 millones.

Cuando se cierre la integración, CVC se convertirá previsiblemente en el segundo accionista de Euskaltel sólo por detrás de Kutxabank. Los accionistas, según el acuerdo alcanzado, se han comprometido a mantener el carácter local de ambas compañías. Esto supone que tanto Euskaltel como R, con fuerte arraigo en sus comunidades autónomas, mantendrán cada una su actual marca, sus sedes y estructuras en sus regiones y sus equipos de gestión.

«La operación dota a la entidad combinada de mayor fortaleza, eficacia y capacidad de crecimiento a través de la creación de un operador líder en el norte de España», valoraron ayer ambos grupos. Euskaltel y R explicaron que las principales sinergias se derivarán de un mejor acceso y capacidad de negociación a productos, servicios y contenidos, pero no las cuantificarán ni detallarán hasta que se termine el proceso de «due dilligence» o revisión exhaustiva de cada grupo que se hará antes de cerrar la compraventa.

«La operación tiene un importante sentido estratégico como un paso fundamental a la consolidación de los operadores de cable del norte de España», dijeron los presidentes de Euskatel y R, Alberto García y Honorato López respectivamente, en su comunicado. En concreto, la suma de ambas compañías se hará con el 3,75% de las líneas de banda ancha fija (ADSL, fibra óptica y cable) del mercado nacional, por detrás de Telefónica, Orange-Jazztel y Vodafone-Ono, y marcando distancias con el otro operador regional de cable, el asturiano Telecable.

Con una cuota de mercado dominante en sus territorios -País Vasco, Galicia y Asturias-, las tres «cableras» se antojan fundamentales para cerrar el proceso de consolidación del sector, que ya supuso la compra de Ono por Vodafone y la de Jazztel por Orange.

Las «cableras» se revalorizan

Por un lado, sus fondos propietarios están deseando, tras una década de inversión, rentabilizar su participación. Además, estas «telecos» están limitadas geográficamente y no tienen red móvil, lo que les hace menos competitivas en un mercado en el que se ha impuesto una oferta convergente que integra fijo, móvil, internet y televisión.

Los grandes operadores llevan tiempo con el ojo sobre ellas — Vodafone siempre ha liderado esas quinielas— por su elevada cuota en sus regiones y el extenso despliegue de red de cable, que permitiría a Telefónica, Orange o Vodafone entrar en esas autonomías ahorrándose el coste de desplegar desde cero una infraestructura tan cara. Juntas, creando un gran operador del norte, ganan valor de cara a esa puja final.

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