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La caída del euro, un aliado para el turismo español y el sector exterior

El mercado ve cerca la paridad con el dólar tras los estímulos del BCE y la retirada de la Fed. La devaluación de la moneda única aportará ganancias de competitividad

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La evolución del euro y el dólar en los últimos años es uno de los mejores reflejos del modo en que se ha enfrentado la crisis desde ambos lados del Atlántico. El BCE interviene ahora en el mercado a la vez que la Reserva Federal pone fin a sus estímulos, un escenario opuesto al que se vino desarrollando desde 2008. El euro se cambiaba el viernes a 1,0776 dólares en el mercado de divisas, cada vez más cerca de la paridad y con posibilidades de depreciarse todavía más. Muy lejos quedan los máximos de julio de 2008, cuando un euro se cambiaba cerca de los 1,60 dólares. O incluso del pasado diciembre, cuando la cotización se situó por encima de 1,25.

La devaluación del euro apunta a un nuevo escenario en la economía mundial. Un partido con ganadores y perdedores.

Las actuales circunstancias colocan a España en el grupo de los países que más se beneficiarán. «La paridad es una barrera psicológica. Pero un reflejo de lo que tiene realmente efecto en la economía, que es la devaluación del euro», señala Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB. Una tendencia que va a prolongarse porque, recuerda, «el BCE apenas ha comprado el 3%» de los activos que ha anunciado que compraría hasta, como mínimo, septiembre de 2016.

Durante los últimos años los países del sur de Europa demandaban la necesidad de devaluar la moneda. Un euro muy apreciado estaba limitando el efecto que las políticas de ajuste tendrían sobre la competitividad. «El sector exterior será el principal beneficiado por la devaluación del euro», apunta José Luis Martínez, estratega de Citi en España. Las empresas que se dediquen a exportar verán como sus productos ganan atractivo en el mercado. Las exportaciones se habían convertido durante los años más severos de la crisis en uno de los pocos indicadores favorables de la economía, una actividad llamada a ser motor de crecimiento para el futuro. Un euro más competitivo se convierte en un aliado para ese objetivo.

En lo que se refiere a la exportación, España tiene dos grandes socios. El primero son los países del euro, «con los que no se obtendrá un beneficio directo porque compartimos moneda pero que sí nos beneficiará indirectamente por el mayor dinamismo de sus economías», resume Miguel Ángel Bernal. Pero apunta también a que la gran ventaja se experimentará en la relación comercial con los países de Iberoamérica. Nuestras exportaciones serán allí más competitivas, tanto en las naciones dolarizadas como en las que no lo son, como Chile o México pero cuyas economías se verán beneficiadas de un dólar fuerte.

La devaluación del euro se ha acentuado a las puertas de que comience la temporada turística. El turismo español ha logrado registros récords durante los últimos años, pese a la crisis global y con un euro fuerte que perjudicaba el tipo de cambio de los turistas con otras divisas. Una moneda débil hará todavía más apetecible apostar por España. Lo será para los turistas británicos, el principal emisor para nuestro país, que se verán muy favorecidos por la fortaleza de la libra respecto al euro. Del mismo modo será también más atractivo para el turismo estadounidense, que apenas representa el 2% de los turistas que visitan nuestro país, pero que tiene un gran potencial de crecimiento.

La otra cara de la moneda será que viajar a países con divisas diferentes al euro será más caro. Especialmente oneroso será viajar a Reino Unido o a Estados Unidos. Lejos quedan aquellos días en que viajar a Nueva York parecía una auténtica ganga.

La economía española representa un caso perfecto de cómo afecta la devaluación de una moneda. Si es cierto que mejora la actividad exterior, también supone un lastre para la importación. Comprar con una moneda más barata se hace más caro. Y España es un país importador. «Lo que a nosotros más nos cuesta es la energía», explica Bernal. Sin embargo, lo que está sucediendo ahora es que la caída del precio del petróleo en el último año está suavizando el efecto lanza del dólar. «El precio del crudo se va a estabilizar. Puede haber algo de reversión en la factura energética pero es un tema menor por el impacto de la divisa», explica José Luis Martínez, que apunta que «si el petróleo repunta sí puede ser un problema». Lo mismo opina Bernal: «Con el euro débil eso sería una combinación letal».

¿Va a seguir debilitándose el euro? Hasta la paridad y más allá. Martínez explica que en Citi cuentan con que un dólar valga lo mismo que un euro ya en el segundo trimestre, y esperan que a final de año se mueva en un rango entre 0,87 y 0,95 para finales de año. En agosto, Goldman Sachs predecía la paridad para 2017. Será mucho antes. Esta semana corregía su análisis y apuntaba a un 2015 en el que un euro valdrá 0,95 dólares. ING, ANZ Bank, RBS o Credit Suisse también ven al euro por debajo del dólar. Y Deutsche Bank o Wells Fargo lo esperan en 2016.

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