Real Madrid

El Balón de Oro como revulsivo de todo un club

Zidane le pide a Cristiano que dirija la reacción. Es el líder y sus premios son el acicate para levantar la fe del plantel. Lo ha hecho tras cada año triunfal

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Zidane fue nombrado entrenador del primer plantel del Real Madrid el 4 de enero de 2016 y pocas horas más tarde se dirigió a Ronaldo para mantener una conversación tan concisa como profunda. Un grande del fútbol le hablaba a otro grande del fútbol, de jugador a jugador. El equipo estaba tocado y el francés cogió el toro por los cuernos. Ronaldo era la estrella y debía ser el jefe de la reacción. « Cristiano, tú eres el líder y debes transmitir ese liderazgo al equipo para que adquiera confianza a tu lado. Eso es lo que quiero que hagas, que levantes al grupo con la seguridad que tú tienes».

Cada Balón de Oro ha suscitado inmediatamente un salto adelante en su carrera y una mejoría ostensible del equipo

Así lo hizo. El portugués fue el ariete del cambio radical del conjunto madrileño. Ganaron la Champions al Atlético en Milán, se quedaron a un punto de obtener una Liga que en diciembre estaba perdida, obtuvieron la Supercopa de Europa en agosto y el Mundial de Clubes en diciembre, con un triplete goleador del portugués que derrotó al correoso Kashima japonés. Ese año triunfal supuso que Cristiano recibiera su cuarto Balón de Oro y el primer premio The Best 2016.

El astro realimentó la moral de la plantilla con esos dos galardones y en este año que ahora agoniza volvió a llevar al equipo a celebrar otra Champions, la Liga y las dos Supercopas del último verano. Hoy, con la alegría del quinto Balón de Oro en su poder, Zidane le pide que coja otra vez el toro por los cuernos, como los forçados hacen en Portugal.

Dicho y hecho. Ronaldo ha tomado el testigo para hacer reaccionar al equipo en el momento clave. Es ahora o nunca. «Hay que vencer al Sevilla» esta tarde para mantener las opciones ligueras. «Hay que conquistar el Mundial de Clubes» la próxima semana. Y hay que derrotar al Barcelona el día 23 con el fin de recuperar las sensaciones del éxito. Cristiano es el responsable de conseguirlo. «Tú eres el líder y tú debes transmitirlo a tus compañeros », reafirmaba ayer Zidane al analizar la importancia del quinto Balón de Oro de su estrella.

Una nueva carga de moral

Conocedor de todos los secretos de este negocio, Zidane ha hecho lo que aprendió a lo largo de su carrera. El responsable del Real Madrid ha rogado a su estrella que ejerza de luz, como hizo en 2014 tras recibir en 2013 su segundo Balón de Oro. Entonces, el marsellés era ayudante de Ancelotti y ambos vivieron la inyección de adrenalina que ese premio supuso para el luso, una carga de moral que el delantero trasladó al plantel hasta ganar la Copa de Europa en Lisboa y posteriormente refrendar el cambio general de sentimientos positivos con las victorias en la Supercopa de Europa de Cardiff (2-0 al Sevilla) y el Mundial de Clubes en Marruecos (2-0 al San Lorenzo argentino). Zidane, en verdad, ha aplicado la misma táctica que utilizó Ferguson, el «padre deportivo» de Cristiano, cuando el chaval de 23 años festejó su primer Balón de Oro en 2008, en las filas del Manchester. Sir Alex le subió el sueldo a ocho millones por temporada y le sedujo: «Debes ser el nuevo referente del equipo». En el año inmediato, el 2009, Ronaldo volvió a ganar la Premier. Y se marchó al Real Madrid en julio. Florentino Pérez vislumbró que su liderazgo sería mundial y pagó 96 millones de euros.

Subidón de adrenalina

Hoy, a los 32 años, la consecución del quinto Balón de Oro ha significado un golpe de reafirmación del futbolista en una campaña complicada, artillero en la Champions y sin acierto en la Liga. Su moral se le sale del cuerpo. Ahora mismo sí se cree de verdad que puede ganar dos Balones de Oro más. «El equipo debe aprovechar este subidón de Cristiano», señala un integrante del cuerpo técnico. «El Mundial de Clubes y el Barcelona son la clave de este salto adelante que Cristiano debe imponer al grupo».

Verle entrenarse ayer en Valdebebas doce horas después de celebrar la fiesta del galardón en un hotel de París era un ejemplo para sus compañeros. «Los elogios debilitan y Cristiano se pone a trabajar duro inmediatamente», comentaba otro hombre del cuadro técnico. Tiene una misión, llevar las riendas del conjunto blanco.

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