poster Vídeo
Messi, celebrando su tanto - reuters
barcelona-atlético

Un penalti cambia los planes del Atlético

El Barcelona toma ventaja en la Copa de forma merecida tras un gol in extremis de Messi (1-0). Godín y Raúl García no podrán jugar la vuelta

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Barcelona190Atlético

El Atlético de Madrid aparecería hoy en día en cualquier lista de los mejores cinco representantes del fútbol europeo, pero por lo visto no motiva lo suficiente como para llenar el Camp Nou. Hace once días, con el Barcelona exigido en la Liga y abrumado por los problemas internos, la cifra superó tímidamente los 80.000 asistentes. Y ayer, pese a la proclama de Luis Enrique en la previa, la entrada se quedó en poco más de 60.000. El frío polar y la intempestiva hora del encuentro no deberían evitar un mínimo de reflexión respecto al precio de las entradas o a la aparición, mediáticamente hablando, de un nuevo competidor por los títulos. Algo está fallando. Asimismo, conviene recordar que los estadios ya estaban repletos antes del nacimiento de la televisión.

(Narración y estadísticas)

Dicho esto, la eliminatoria más atractiva de los cuartos de final de la Copa, pese al 1-0, se resolverá la semana que viene en el Vicente Calderón. La primera entrega fue merecidamente para el Barça, que intentó volver a exprimir las virtudes de la primera unidad que Luis Enrique, a fuerza de repetir, está convirtiendo en su once de gala. Los azulgrana dieron continuidad a la presión alta exhibida en los últimos partidos y, sobre todo en la primera parte, supieron encontrar caminos para llegar a Oblak. Muy pronto, en el minuto 3, Neymar obligó a la estirada del portero esloveno tras un disparo desde la frontal que pudo fabricarse gracias a la prolífica complicidad de Messi y Alves, que cocinaron un juego de paredes hasta las cercanías del área. Mejoró el Atlético con Siqueira en lugar de Jesús Gámez en el lateral izquierdo, pero la primera incursión del astro argentino por su zona de arranque causó estragos.

Los rojiblancos, maestros en hacer frente a las eliminatorias de ida y vuelta, ganaron el descanso del mismo modo que un alpinista alcanza una cota intermedia. Se libraron del gol en contra en los primeros compases y respiraron cuando Suárez, pasada la media hora, mandó al limbo una brillante dejada del reseteado Rakitic, que amagó con disparar desde la frontal y terminó asistiendo al uruguayo, cuyo trabajo de desgaste compensa su deficiente acierto de cara a portería. Al ex del Liverpool, actual Bota de Oro, se le bloquea el sentido de la definición y le falta finura a la hora de tomar decisiones. Dolerá saberlo, pero de momento anda lejos de los registros del ahora «gunner» Alexis Sánchez.

El Barça presionó, agobió, gobernó y disfrutó de las mejores ocasiones, pero no plasmó la superioridad cuando pudo. Esa fue la gran diferencia respecto al precedente más cercano contra el tradicional planteamiento de Simeone, que ayer eligió a Griezmann y Torres como puntas de lanza.

El ariete madrileño, desafortunado en su regreso a un estadio propicio, se quedó en el vestuario en una segunda parte sin más avisos hasta el gol tras penalti que decantó la balanza a falta de pocos minutos para el final. El Atlético, cómodo en la maraña, jugó con la ventaja que le daba un empate en campo contrario. Se olvidó del marco de Ter Stegen (¡cómo juega el teutón con los pies!) y navegó sin aparentes sobresaltos con el Calderón señalado en su hoja de ruta. No había motivos para desconfiar del plan preferido del «Cholo». No obstante, el Barça convivió con el cansancio y se bastó de su insistencia para tomar una ventaja preciosa. Así, en el 84, Messi remachó a la red el despeje de Oblak en una pena máxima que Juanfran cometió sobre Busquets. No por infantil fue menos clara. González González, muy pitado por el Camp Nou, no dudó ni un segundo.

Ver los comentarios