La puesta de largo de McLaren fue un desastre en toda regla. Los dos pilotos de la escudería inglesa, Jenson Button y Kevin Magnussen, fueron los peores de la sesión de clasificación en el Gran Premio de Australia y, por tanto, saldrán últimos en la carrera. Las previsiones de cenizo que se cernían sobre el equipo de Alonso se cumplieron de la A a la Z.
Una mala pretemporada, un coche que no está desarrollado, un trabajo en equipo entre McLaren y Honda que se cocina muy lento dieron como resultado el estropicio de Melbourne. Button y Magnussen, por detrás de Nasr, Ericsson y todos los demás que en teoría son inferiores.
Cuatro segundos de diferencia respecto a los mejores, Mercedes, son algo así como un mundo. Obligará a McLaren a trabajar muchísimo para enjugar la diferencia.
"No ha sido ninguna sorpresa -dijo Kevin Magnussen, el sustituto de Alonso-. Lo positivo que se puede decir es que tenemos mucho que aprender y mucho margen de mejora".
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