Ciclismo

El positivo de Froome coincide con el cambio de mando en la UCI

El francés David Lappartient sustituyó en septiembre al inglés Brian Cookson, impulsor del ciclismo en Gran Bretaña

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Cuenta la leyenda que una filtración periodística desencadenó el positivo por clembuterol de Contador en el Tour 2010. Y algo de esto ha sucedido también en el caso que mancha la reputación de Chris Froome, el inglés ganador de cuatro Tours y la última Vuelta. Justo después de una información aparecida en Le Monde y The Guardian, la Unión Ciclista Internacional (UCI) comunicó oficialmente el resultado analítico adverso del ciclista inglés (2.000 nanogramos de salbutamol).

Los expertos consultados por ABC coinciden en señalar que la UCI habría resuelto en los despachos el «no negativo» de Froome si no fuera porque en la presidencia de la Federación Internacional de Ciclismo ya no está Brian Cookson , el dirigente inglés que impulsó el crecimiento del ciclismo en su país y que compartía instalaciones con el Sky cuando era presidente de la Federación Inglesa. Desde el pasado septiembre dirige la UCI un francés, David Lappartient, sin tantos compromisos con las islas británicas.

En el ciclismo moderno funciona un axioma: el que gana es sospechoso. Y el Sky ha arrasado desde que apareció como adalid del juego limpio en 2010. El equipo de Dave Brailsford hizo de la transparencia su credo. Exportó la idea de las «ganancias marginales», los pequeños detalles que influyen en las victorias. El Sky gana (cuatro Tours de Froome, uno de Wiggins) y es sospechoso. Así está el ciclismo.

El Sky ha cuidado los detalles al milímetro gracias a un presupuesto estelar (de 30 a 35 millones ) que aporta Rupert Murdoch, el magnate de la televisión. La escuadra llevó sus propios equipos de aire acondicionado a los hoteles de la Vuelta para evitar infecciones. Utilizó un motorhome estilo Fórmula 1 con estancias y cocinero propios. En el Tour utilizó equipaciones de contrarreloj provistas de unas burbujas con bolitas de aire en los brazos y los hombros que ofrecían menor resistencia al aire y permitían una ganancia de tiempo. Brailsford obligó a sus ciclistas a una rutina de limpieza de manos para esquivar bacterias. Cada corredor lleva siempre su propia almohada a los hoteles como parte del equipaje para conseguir un mejor descanso y recuperación. Y activó la rutina de hacer rodillo a sus ciclistas después del esfuerzo de cada etapa para eliminar el ácido láctico acumulado.

Un mundo de «ganancias marginales » que ha saltado por los aires ahora, con Lappartient en la presidencia de la UCI, y el positivo en conserva de Chris Froome por una vieja práctica extendida en el pelotón, el salbutamol contra el asma.

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