Ciclismo

Alejandro Valverde, imbatible a los 37 años

Después de siete meses de su gravísima lesión y con dos clavos en la rótula, el murciano vuelve a ganar

José Carlos Carabias

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En el escrutinio al que se le somete en cada carrera, los dirigentes del Movistar solo habían detectado dos elementos perniciosos en el regreso a la competición de Alejandro Valverde. Una ligerísima y casi imperceptible atrofia en el cuádriceps de su pierna izquierda operada y, ya en el campo de lo intangible, una ansiosa necesidad de volver a ganar. Debutó y no venció Valverde en la Challenge de Mallorca después de siete meses de recuperación por una de las caídas más feas de los últimos años, pero en la Vuelta a la Comunidad Valencia ha regresado el de siempre. Valverde, al que llamaban «imbatido» de juvenil, es ahora imbatible a los 37 años.

Valverde tiene cuatro hijos , 111 triunfos, 17 temporadas en su hoja de servicios y dos tornillos adheridos a su rótula izquierda. Una vida educada en el éxito para un ciclista equipado de serie para este deporte. «Es una cuestión de genética. Resulta envidiable», cuenta a ABC el médico titular del Movistar, Jesús Hoyos, más de veinte años en la dirección de este departamento. «Otros dos y él harían lo que ha hecho en estos meses de recuperación. Son seres privilegiados e inexplicables. No soy capaz de explicar por qué ha podido recuperarse como lo ha hecho. No creo que nadie pueda».

Valverde se destrozó la rodilla izquierda en el prólogo del último Tour. Se fracturó la rótula y se dañó la tibia, el astrágalo y el calcáneo. Los auxiliares que lo atendieron en el suelo mojado de Dusseldorf veían el hueso de la pierna en carne viva. La valla de protección le había segado la piel. Una lesión con traza de finiquito. A los 37 años, el cuerpo no se repone igual que con 20. «En teoría la edad no juega a su favor. Pero le gusta tanto su deporte que puede con todo. Eso nos ha demostrado. Le veo con la misma ilusión que hace catorce años», dice Hoyos.

Desde hace tres meses, Valverde se entrena a tope, sin límites ni plazos, al libre albedrío de sus sensaciones. Lo hace en la grupetta de Murcia, un nutrido elenco de ciclistas profesionales y aficionados de su región para los que el líder del Movistar es una especie de tótem. El jueves se apreció un detalle en la localidad valenciana de Albuixech, sede de la segunda etapa de la ronda levantina. El segundo clasificado, otro murciano – Luis León Sánchez – sonreía tanto como el vencedor –Valverde– al ser derrotado en la escapada. Luisle conocía, como el resto del pelotón, la ansiedad que ya anidaba en la mente de Valverde, para quien competir solo tiene sentido si se gana.

«Los triunfos son su alimento. Cualquier otra cosa no le vale», explica el médico del Movistar. «Esta es la recompensa al duro trabajo que he realizado durante la recuperación –declaró Valverde a Eurosport–. Estoy contento porque sé de dónde vengo. Soy más viejo, pero tengo la misma ilusión».

El año pasado por estas fechas, el ciclista elevó su estatus hasta las cien victorias, una cifra que ningún otro corredor español ha conseguido. Único en su especie, Valverde ha descartado para 2018 uno de sus grandes desafíos, el tipo de reto que lo motiva. Disputar y ganar el Tour de Flandes, la mejor carrera del año, compendio de todas las virtudes del ciclismo. En el Movistar entienden que los adoquines en los muros de la zona flamenca de Bélgica suponen un riesgo para su integridad, para el plan diseñado en el Tour (Valverde, Quintana y Landa ).  En el programa conservador, el murciano estará, como siempre, en sus clásicas: Flecha Valona, Lieja-Bastogne-Lieja y Amstel Gold Race.

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