Boxeo

Lomachenko retiene el título mundial tras una lesión de Rigondeaux

El boxeador cubano tuvo que retirarse en el sexto asalto debido a los daños que sufrió en una mano

Lomachenko lanza una derecha contra Rigondeaux en el Madison Square Garden de Nueva York AFP
Álvaro G. Colmenero

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Decepción . Esa es la palabra que define el que probablemente era a priori el combate del año en el mundo del boxeo. Poco despliegue boxístico se pudo ver en una batalla histórica en la que se batían en duelo dos púgiles que habían sido doble campeón olímpico. Vasyl Lomachenko, de 29 años, retuvo el título mundial WBO del superpluma en el Madison Square Garden neoyorquino tras la retirada del aspirante Guillermo Rigondeaux, de 37 años, al final del sexto asalto debido a un lesión en su mano izquierda que le impidió continuar. «La mano, la mano. En el segundo asalto ya no podía soltar la mano. Yo perdí», se lamentó el púgil cubano en la entrevista a pie de ring.

Desde el primer sonido de la campana a Rigondeaux, que competía dos pesos por encima de lo que acostumbra, se le notó muy expectante y falto de confianza. Tras un primer asalto de tanteo en que ambos púgiles mostraron mucho respeto mutuo, Lomachenko comenzó a tomar la iniciativa con una rapidez de manos estratosférica en la búsqueda de ángulos que dañaran al cubano. Los dos trataban de percutir con el «jab», pero el ucraniano lanzaba mejores combinaciones mientras que Rigondeaux buscaba el agarre y zafarse de las embestidas de su rival. A esas alturas su mano dañada ya había dictado sentencia.

A partir del tercera asalto, Lomachenko quiso hacer su boxeo. Puntuando. Golpeando y saliendo del alcance del cubano, que se resignaba a esquivar algunas de las balas que le mandaba «Hi Tech». «Sabía que si hacia mi boxeo no iba a tener ningún problema y eso fue lo que sucedió», declaró al final el ucraniano. Rigondeaux tiraba de pundonor , consciente de la expectación que había suscitado el combate. Aguantando el dolor de una manera estoica seguía lanzando golpes tratando de plantarle cara al intratable ucraniano.

Sin embargo, fue en el quinto asalto cuando el árbitro restó un punto a Rigondeaux por evitar los ataques de Lomachenko de una manera inactiva. Como buscando una salida que no encontraba y frustrado por un dolor que ya iba a ser insalvable. Así, antes de comenzar el séptimo asalto, el cubano negaba con la cabeza a las indicaciones de su entrenador sin cesar de palparse la venda de su maltrecha mano, decretando el final del combate más esperado del año en pesos ligeros.

Lomachenko reconoció al final del combate que no había sido una gran victoria. El público se quedó con ganas de más y ellos también. Cierto es que Rigondeaux le echó mucho valor al enfrentarse al mejor libra por libra del momento con la diferencia notable de peso y envergadura que existe, pero la diferencia en cuanto a la calidad boxística de ambos fue abismal. El boxeador ucraniano está en su etapa más boyante y su reinado no parece peligrar . «Podéis llamar Nomachenko», vaciló sobre el cuadrilátero. Con todo, no se descarta que haya una futura revancha para zanjar toda duda sin un abandono antes de tiempo.

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