Lo normal cuando se asiste a un partido de béisbol es disfrutar del espectáculo y, si hay suerte, ser el protagonista durante unos minutos si una pelota se escapa del terreno de juego y puede ser capturada. Pero en ningún momento pensó el héroe del día que lo que «cazaría» al vuelo, y con una sola mano, no sería una pelota, sino el bate del bateador. Y mientras portaba una lata en la otra mano. Por supuesto, se llevó la ovación de todo el estadio.
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