Paso de ñúes en el río Mara, en Kenia
Paso de ñúes en el río Mara, en Kenia - YOUTUBE/UNIVERSIDAD DE YALE

Cuando la muerte de miles alimenta a millones

La migración de animales más importante del planeta deja cada año miles de ñúes muertos que son claves para alimentar a un enorme ecosistema

MADRID Actualizado: Guardar
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El principio de que la energía ni se crea ni se destruye, sino que solo se transforma, es perfectamente aplicable al mundo de los seres vivos y los ecosistemas donde viven. La materia y la energía que dan forma a unas criaturas hasta su último segundo de vida, «fluyen» y pasan a impulsar la vida de otros seres distintos cuando llega la muerte. De hecho, se puede decir que si la muerte es el final para unos, siempre es el comienzo para otros.

Cada año, el mundo presencia un dramático ejemplo de este ciclo infinito en la mayor migración de animales de la Tierra. Alrededor de 1,2 millones de ñúes migran en busca de pastos más verdes desde el parque nacional del Serengeti, en Tanzania, hasta la reserva del parque nacional de Maasai Mara, en Kenia, entre los meses de julio y octubre.

Recorren cerca de 1.800 kilómetros de distancia y consumen más de 4.500 toneladas de hierba al día, transformando el paisaje tanto con su alimentación como con sus heces. Pero en mitad del difícil viaje, miles de ñúes perecen en su paso por el río Mara, a causa de las fuertes corrientes y el ataque de los cocodrilos. Recientemente, un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha confirmado que este drama es un hecho fundamental para la superviviencia de la naturaleza en la región. La muerte de los ñúes es como una lluvia de maná para otras muchas criaturas.

Flujo de nutrientes tras la muerte de los ñúes
Flujo de nutrientes tras la muerte de los ñúes - ABC

El cruce del río es un espectáculo terrible. Los ñúes tienen que enfrentarse a unas aguas muy tracioneras que están infestadas de cocodrilos, que saben esperar su oportunidad para cazar a sus impotentes víctimas. La única forma de sobrevivir y alimentarse es cruzar, y la manada empuja desde detrás hacia el peligro amenazante.

Fuente de alimento: 6.500 muertes

Científicos de la Universiad de Yale (Estados Unidos), han medido las consecuencias del terrible cruce del río. Han concluido que alrededor de 6.500 animales mueren allí cada año, lo que equivale a la masa de diez ballenas azules. Los cadáveres se acumulan en las orillas, donde alimentan a los cocodrilos y a los buitres, que vuelan hasta 100 kilómetros para disfrutar del festín.

Los cuerpos se convierten en la fuente que proporciona el 50 por ciento del alimento necesario para los peces. Las larvas de insectos que comienzan a crecer en los cadáveres empiezan a alimentar a animales como las mangostas.

Con la acción de los microorganismos, que se alimentan y medran gracias a los restos, la descomposición de los huesos, que dura al menos siete años, fertiliza la zona con un total de 13 toneladas de fósforo, 25 de nitrógeno y 107 de carbono al año. Esto es fundamental para permitir el crecimiento de algas, insectos y peces.

Además, los nutrientes viajan corriente abajo y tierra adentro gracias a la acción de los carroñeros, por lo que su influencia no se limita a un punto concreto del río.

La importancia de las migraciones

Por eso, Amanda Subalusky, la primera autora del estudio e investigadora en la Universidad de Yale, cree que «la frecuencia y la escala de estos eventos sugiere que los ahogamientos en masa han jugado un importante papel en otros ríos a lo largo de la historia, cuando las migraciones y las corrientes no alteradas por el hombre eran elementos más comunes del paisaje».

En la actualidad, otros lugares de la Tierra muestran que la muerte puede iniciar el florecimiento de otras criaturas. Los cadáveres de ballenas son auténticos oasis en medio de los desérticos fondos oceánicos. La muerte de los salmones que remontan los ríos para reproducirse, transforman los ecosistemas cada año.

Tal como ha dicho en Sciencemag.org David Janetski, científico de la Universidad de Pensilvania que no ha participado en este estudio, estos descubrimientos tienen importantcia para entender el importante papel ecológico de las migraciones. En el pasado, los bisones de América del Norte, los antílopes o los caribúes migraron en números de millones, manteniendo ecosistemas enteros y transformando los ríos que cruzaron. Pero cuando sus migraciones finalizaron, por acción del hombre, todos los que dependían de ellas se desvanecieron o se debilitaron.

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