La dependencia de internet provoca impaciencia y una excesiva tendencia a la multitarea
La dependencia de internet provoca impaciencia y una excesiva tendencia a la multitarea - fotolia

Periodos de «abstinencia digital» para recuperar la concepción clásica de ocio

Es la propuesta de un trabajo de revisión científica publicado por la Universidad Internacional de Valencia

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Un estudio de la Universidad Internacional de Valencia advierte de que la población española no está preparada para el nivel de «sobreinformación» multimedia que tiene actualmente por el uso masivo de dispositivos electrónicos y, por ello, propone períodos de «abstinencia digital».

Se evitaría, así, que «el escenario virtual sea el que predomine en nuestras vidas», según un comunicado remitido hoy por la citada universidad (VIU, en sus siglas en inglés) en el que se detalla que este trabajo de revisión científica es obra de la coordinadora de su Grado de Educación Infantil y experta en edu-comunicación María Dolores Moreno.

Esta propuesta defiende la necesidad de humanizar la conectividad mediada por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y recuperar la concepción clásica de ocio, familia e interacción personal.

La experta señala como ideas clave que una excesiva dieta tecnológica lleva aparejada una sobresaturación que puede generar «confusión en la toma de decisiones, disminución de la tolerancia hacia la frustración y deterioro del juicio».

Para evitarlo, los investigadores actuales proponen buscar un equilibrio entre las interacciones digitales y presenciales, virtuales y físicas.

Para demostrar la presencia creciente que tienen los contenidos audiovisuales, multimedia y multiplataforma en nuestras vidas, Moreno ha recopilado estadísticas actualizadas que ponen en evidencia la necesidad de formar a usuarios mediáticos, críticos y selectivos.

4,4 horas al día conectados

El colectivo de usuarios de Internet en España alcanza el 71%, un conjunto ciudadano que invierte una media de 4,4 horas en Internet de las cuales 2,7 horas de conexión se lleva a cabo desde un dispositivo móvil, se señala desde la VIU.

De este modo, la ciudadanía queda expuesta a una «sobreinformación» para la que no está preparada.

El estudio añade que estos «riesgos» deben contrarrestarse con un equilibrio entre las interacciones digitales y presenciales, virtuales y físicas que enriquezcan ambos contextos de comunicación.

Así, subraya que la excesiva tecnificación y dependencia de Internet provoca impaciencia, hiperestimulación, superficialidad y una excesiva tendencia a la multitarea.

Según se desprende del contenido del informe, España es uno de los países con mayor actividad audiovisual y virtual pero, paradójicamente, «nuestra alta actividad tecnológica no se corresponde con la posesión de los conocimientos y habilidades mediáticas necesarias».

Los españoles, se añade en el comunicado, suspenden en esta materia puesto que su nivel en materia de competencia mediática es sólo del 23 %.

Esta realidad hace necesaria una alfabetización audiovisual e informacional desde el sistema educativo y la autora del informe propone la inserción curricular de este tipo de competencias mediante una fórmula mixta, fusionando la propuesta de incorporar asignaturas propias con la transversalidad de la formación en estas tecnologías, planteándolo como una educación «multidimensional».

El informe recoge que tanto los medios de comunicación como las tecnologías emergentes «multiplican las fuentes de información a nuestro alcance, nos facilitan todo tipo de instrumentos creativos pero al mismo tiempo tratan de limitarnos y conducirnos hacia un uso homogéneo de la información que recibimos» porque «no tenemos una percepción propia de lo que sucede a nuestro alrededor».

Y advierte: si no se nos enseña a hacer un uso crítico de la información multimedia «nos convertiremos en seres extremadamente vulnerables ante la publicidad, la intencionalidad y el sesgo y parcialidad mediáticos».

Por ello, la actual sobreexposición a un gran caudal de información obligaría a racionalizar el consumo tecnológico hasta el punto de «programar periodos de absoluta desconexión».

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