Manuel, arregla esto

Cierto es que el penalti contra el Celta fue más riguroso que un mayordomo de una cofradía de negro. Tan cierto como que si es en el área contraria y no nos lo pitan, la indignación de los paroquianos amarillos sería la misma que la que tenemos ahora.

No es menos cierto que el equipo tiene otra cara, que el centro del campo propone y vemos cosas que hace tiempo que no se veían. Que Alcaraz aporta cosas olvidadas, que Chust ha crecido como futbolista, que Akapo juega con gran confianza y que 'Choco' sigue en su línea, por ejemplo. Pero tampoco es menos cierto que contra el Celta solo tuvimos una. Muy clara, pero una.

En definitiva, que esa cuenta atrás para la salvación cada vez tiene menos números. De los últimos nueve puntos posibles solo hemos cosechado dos. Y el calendario en su tramo final no es el mejor en cuanto a rivales. No obstante, habrá que tirar de optimismo y acordarse de Luis Aragonés, que decía que lo importante era llegar a los últimos diez partidos en la pomada. Nuestra pomada no es la mejor, pero al menos, no estamos desahuciados aún.

Por eso, cada jornada que pasa, los añejos, como yo, aun sabiendo que esto es otro fútbol, lejos de aquel de calzonas cortas, botas negras, porterías con redes profundas y gradas bajitas, nos agarramos a los 80 y 90, cuando los amarillos hacían milagros de última hora. Ayer sin ir más lejos le puse a mi hijo el resumen del Cádiz - Zaragoza, con el palco en éxtasis tras el segundo gol, puro incrustado en la chaqueta del presidente inclusive.

Y no tuve más remedio que acordarme de Don Manuel. De apellido Irigoyen. Y aunque no me gusta remover a los que ya descansan en paz y con todo el respeto a su familia, cuando entré en el campo y vi la pancarta colgada que ponía 'Luis, arregla el Var', pensé que era mejor poner una que plasmara: 'Manuel, arregla esto'.