Mauricio García - Cádiz CF

Cervera y el vaso

Que desde la afición veamos el vaso de una forma o de otra es lo de menos; lo importante es cómo vean el vaso Cervera y los suyos

Ser jugador en una ciudad donde su equipo es una religión es una dimensión que no deben olvidar

Álvaro Cervera, entrenador del Cádiz CF. A. VÁZQUEZ

Mauricio García

Dicen que en la vida todo se puede mirar de diferente forma y ver los vasos medio llenos o medio vacíos. El empate en Villarreal es un claro ejemplo de poder ver las cosas desde una perspectiva u otra.

Si vemos el vaso medio lleno, nos podemos quedar con que por fin el equipo vio puerta y la pelotita entró, con que jugadores poco utilizados son tan válidos como los más utilizados, con que la actitud del equipo pareció diferente y se le vio menos apesadumbrado, más creyente en lo que hacía, más unido. Con que el tercer gol del 'Choco' deja a las claras que tiene una clase que se pierde en la mayoría de los partidos por la briega a la que está sometido o con que incluso los astros se alinean para no dejarnos caer tan pronto de la competición y aparecen en forma de palos, largueros y rebotes.

Si vemos el vaso medio vacío, nos atormentamos porque un equipo que juega en bloque bajo, como dicen ahora en este fútbol moderno y remilgado, no puede encajar tres goles. También es para fustigarnos volver a perder puntos en el descuento y no ser capaces de saber que a partir de que el trencilla de la banda saca el cartelón del descuento no se juega más si vas ganando, o que en un equipo supuestamente defensivo vuelva a encajar a balón parado con un rematador tremendamente cómodo.

Que desde la afición veamos el vaso de una forma o de otra es lo de menos. Al fin y al cabo para muchos el 'Choco' el sábado pasado era un borracho y el martes un Van Basten de la calle Lubet. Nuestra opinión cuenta para debates de plazoletas, barras de bar y redes 'asociales'. Lo importante es cómo vean el vaso Cervera y los suyos.

Por eso el pequeño de las gafas y barbas tiene trabajo. Porque le toca convencer a los suyos, a los que sudan, de que el vaso está medio lleno. De que hay que seguir para que esté casi lleno del todo. De que no estar unidos es estar derrotados. De que hay que creer para crecer y eso solo se hace desde el convencimiento, desde la unión. De que los problemas personales se deben colgar en el perchero de fuera del vestuario mientras se está trabajando. Tra-ba-jan-do. De que lo de La Lucha No se Negocia no era otra cosa que algo que les hacía suplir las posibles carencias dando un plus de esfuerzo y mentalidad. Un espíritu que recuperar.

Porque estar en Primera es más bonito que estar en Segunda. Porque muchos de los que están en el vestuario deben volver a saber que son currantes del fútbol, y eso es más bonito que la fiesta de luces de neón. Porque tener una afición que te adora es más lindo que tener que salir por la puerta de atrás después de un partido en casa. Porque ser jugador en una ciudad donde su equipo es una religión es una dimensión que no deben olvidar. Y porque caer en un "esto es lo que hay" es de ser un mierda.

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