Cádiz CF

Cervera pasa del blanco al verde

El técnico ha dado un paso adelante en los últimos partidos y no sólo en las alineaciones, también en los planteamientos

La eclosión de los ‘kas’ ha dado un arreón ofensivo a un equipo que necesita aire renovado con identidad propia

(Crónica) La banda quiere y sabe (0-1)

Álvaro Cervera se ha decidido a darle a su equipo mayor protagonismo con el balón con un centro del campo más creativo y ofensivo. l.v.

Alfonso Carbonell

Álvaro Cervera ha dejado el papel y ha pasado al campo. Lo ha hecho paulatinamente. Con temple, con cuidado, como el capataz que saca un paso de una iglesia con bajo techo. Así, poco a poco, está consiguiendo salir hasta conseguirlo de manera imperial en La Catedral , donde su cuadrilla se movió al son de lo que llevaban ensayando desde hace cuatro jornadas ante el Alavés en el templo del cadismo.

Porque fue ante el cuadro vitoriano cuando comenzó a germinar lo que terminó de florecer en San Mamés . Lo venía diciendo el propio entrenador en sus comparecencias ante los medios. Y lo decía incluso el curso pasado, a ese al que no le gusta retrotraerse porque, según él, no tiene nada que ver con el actual. «Esto es Primera y con lo que hacemos no nos vale, no nos dará». Pero les dio. Al menos, la temporada pasada.

Sin embargo, en la presente campaña es cierto que con solo defender no basta. Y no es suficiente porque, además de que no se estaba haciendo igual, los equipos no le están permitiendo lo mismo al conjunto gaditano, que ya sorprendió como recién ascendido pero al que se le tomó convenientemente la matrícula.

Sabedor de ello, Cervera es consciente que él debe ser el primero en salir de su zona de confort. Entre otros motivos, porque ve que no le vale, que no le da, que se hundía en ella.

Le ha costado convencerse. Y en parte era lógico porque era tan bueno el resultado de su conservadurismo que veía que igual no le iba a servir más que para suicidarse eso de abrirse al fútbol, a la ambición, al riesgo, a la diversión. Pero los resultados, esta vez, no llegaban. Su equipo no andaba como otras veces y su brazo estaba cerca de ceder. Y cedió.

Lo hizo, primero, por obligaciones del guión , como tantas veces suele pasar a todos los entrenadores. Fue ante el Alavés, equipo y partido que ha marcado un antes y un después en este primer despertar del Cádiz CF. Ante el conjunto babazorro, que llegaba hundido en la tabla y que salió resucitado de Carranza tras imponerse 0-2, Cervera dio con la tecla. Al menos, en el centro del campo, ahí donde se cuece lo que se tiene que cocer. Cierto que no comenzó creyendo desde un principio y que salió a verlas venir con un doble pivote de contención formado por Fali y Tomi Alarcón. Salvi y Perea en las bandas y Negredo y Sobrino arriba. Ruina. 0-1 al descanso y otros 45 minutos tirados a la basura y con un juego al trantrán y a merced de no sé sabe mucho qué.

Pero al descanso, Cervera dio ese paso adelante que este año se le está exigiendo y, ojo, también se lo exige él . Sacó a Álex para darle el timón en el centro del campo, retrasó a Fali y el equipo funcionó mejor con Jonsson por Alarcón, sustituido. Durante veinte minutos acosó al Alavés, lo movió, lo hizo correr y el estadio vibró con lo que pudo ser una remontada que nunca llegó pero dejó el poso. El 0-2 al final remató al equipo, pero no a la idea. Dos hombres, a su vez, conocedores del estilo y de la identidad del equipo pero con una vocación a la presión y a la creción innata, le valían a Cervera dar ese paso adelante que el momento ya demandaba.

Naranja, limón y alegría

Le gustó tanto a Cervera lo que vio que le convenció hasta el punto de sacar de salida a los ‘kas’ en el centro del campo ante el Villarreal, un enorme rival contra el que se salió a por todas. Y ni más ni menos que en La Cerámica. Personalidad y alegría, la del naranja de Álex y el limón de Jonsson. Y es que sus dos revulsivos ante el Alavés, donde comenzaron los brotes verdes , se han mantenido en el once para darle a este un nuevo aire que supone un arreón no sólo en la presión sino en el juego ofensivo de un equ

álex.. l. v.

ipo que está comenzado a demostrar que tiene muchísimo más fútbol de lo que su entrenador muchas veces dice que tiene.

Ante el otro submarino el Cádiz hace un señor partido hasta que cree ver que su adversario ha bajado los brazos y desconecta. Algo fatal ante un equipo de Emery que tiene calidad en cantidades industriales. El 3-3 fue otro golpe al equipo, pero no a la idea que Cervera siguió esperanzado en mantener.

A la siguiente jornada, el técnico vuelve a dar continuidad en la sala de máquinas a los ‘kas’ pero en esta ocasión no sale con la misma predisposición que sí se salió ante el Villarreal o en la segunda parte ante el Alavés con el marcador en contra. Los pupilos de Cervera salen con el freno de mano echado y de ello se aprovecha un Mallorca al que le gusta tener el balón. Se pasa mal en la primera parte, pero se consigue arreglar en parte en la segunda con los cambios realizados por Cervera, que ese día lleva la idea tan sólo al papel, pero se olvida de hacerlo en el campo.

El empate ante el Mallorca, por mucho que fuese sobre la bocina, deja un sabor amargo a un Cádiz que parecía haber encontrado el camino en el blanco del papel pero que le faltaba confirmarlo sobre el verde.

Jens Jonsson con Espino sobre Sancet. EFE

Pero esta vez sí, y además, es un escenario único como La Catedral . Cervera repite con Jonsson y Álex en la medular ante el Athletic y consigue hacer con ellos los mejores 45 minutos hasta el momento de los que lleva en Liga. Además, combina una alta presión con llegadas claras al ataque. Y, ojo con esto, incluso se permite el lujo de asociarse en determinados momentos al contar con hombres de calidad en ataque como Sobrino, Perea o Lozano. Aún faltas cosas, pero el paso se ha dado.

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