Cádiz CF

Rubiales pasa factura

Las cartas abiertas al presidente de la Federación no ayudan a mejorar el trato con un estamento que se hace bado con las dos últimas designaciones

Luis Rubiales, presidente de la RFEF.

Alfonso Carbonell

No es normal. Una vez, vale. Pero dos, ya es demasiado. Por supuesto que es lícito, pero normal que viene siendo normal, pues como que no lo es.

Todo se remonta al partido en Palma contra el Mallorca. Derrota por dos goles a uno con dos penaltis de chiste. El primero por un levísimo intento de agarrón de Alejo a un rival que no se consultó en el VAR. Once metros y gol. El segundo, el rodillazo de Ledesma sobre Ángel. 'Juegue, jueguen' hasta que le chivan por el pinganillo a Del Cerro Grande que consulte el monitor. Y allá que va. Once metros y otro gol. 2-1 y para casa. Enfadados. De camino, el hijo del presidente le suelta un comentario al trencilla que este refleja en el acta. Tampoco ayuda.

Más en frío, pero ese mismo día, el presidente del Cádiz CF, Manuel Vizcaíno, escribe una segunda parte de la carta abierta que publicó la temporada pasada tras el enésimo arbitraje del que su equipo salía perjudicado. Aquella vez fue en Anoeta, la gota que colmó el vaso. 'Luis, arregla el VAR' escribió a toda España como destinatario Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol y, como tal, responsable directo del Comité de Árbitros.

Puede que fuera una bala que no se debió usar. O sí, pero el caso es que los desencadenantes de aquella pataleta pública no se dejaron notar bastante. Los de Cervera consiguieron un éxito mayúsculo a pesar de penaltis que se fueron al limbo como el de Perea contra el Granada que conmocionó a la opinión pública futbolera. El responsable de no pitarlo fue Alberola Rojas , un árbitro odiado por la afición del Cádiz CF.

Pasó la temporada y el Cádiz CF se salvó de manera holgada. Comenzó la nueva y con ellas la llegada de curvas, muchas curvas. Demasiadas para un equipo lamentablemente reforzado en el verano. Más allá del pobre bagaje deportivo del equipo, otra vez el estamento arbitral ha tenido que ser señalado por el presidente, quien hizo de portavoz de una afición muy enfadada con la disparidad de criterio empleado por los trencillas a la hora de pitar al Cádiz CF.

El arbitraje de Del Cerro Grande en Son Moix indignó hasta tal punto al cadismo que su presidente no tuvo más remedio que volver a dirigirse a Luis Rubiales con la segunda carta abierta. A ese escrito le siguió la respectiva 'tourné' por todas las emisoras del país pidiendo justicia para su equipo. El resultado fue dos tazas más. Literal, Dos.

Pero antes que Rubiales mandase a Mateu Lahoz a Carranza, se pudo ver que el Comité de Árbitros le daba la razón de manera totla a sus responsables en el arbitraje de Mallorca. No hubo nevera para ni Del Cerro Grande ni para el Hernández Hernández, en la sala VOR. Todo lo contrario, ambos pitaron a la jornada siguiente sin ningún tipo de 'peros' por parte de Medina Cantalejo, presidente del Comité.

Lo peor estaba por llegar. Al enfado del cadismo, con su presidente como mascarón de proa, la Federación respondió con la designación de un árbitro para el Cádiz CF - Celta que no sólo no se deja amedrentar por ambientes hostiles sino todo lo contrario, se crece. Mateu Lahoz llegaba a Carranza y de nuevo al Cádiz CF se le pitaba un más que riguroso penalti tras un pequeño contacto entre Ledesma y un delantero celtiña. Otra vez, el árbitro ignoraba el VAR para consultar una jugada que según las palabras de su presidente no se señalarían ese tipo de contactos mínimos dentro del área. Ledesma evitó más crispación en un partido que finalizó con un contacto del meta celeste con la cabeza de Alcaraz en una jugada que habría que ver qué hubiera pasado de ser Ledesma el infractor. Al limbo no sólo el penalti, al limbo la ligera sospecha de ir a verlo al monitor. ¿Para qué si es el Cádiz CF? pensarían muchos. Y puede que hasta con razón dadas los antecedentes.

Y si molestó la designación de Mateu Lahoz, qué decir de la que estaba por llegar para el segundo encuentro consecutivo en casa contra el Getafe. A los mandos iba a estar Alberola Rojas , el enemigo público número uno del cadismo. Poco o nada más que decir.

Estas más que rebuscadas designaciones tienen que tener un motivo. Y lo tienen. A la presión ejercida a los árbitros y al VAR realizada por Manuel Vizcaíno, Luis Rubiales le ha respondido de manera tajante. Ni una concesión para el Cádiz CF. Ni una sola. Ni un despiste. Ni uno.

Sabido es que Manuel Vizcaíno tiene una buena relación tanto con Luis Rubiales, presidente de la Federación, como con el patrón de LaLiga, Javier Tebas. Estos, a su vez, son enemigos irreconciliables y a las cartas abiertas enviadas a Rubiales se le ha unido que el mandatario cadista también va de la mano con Tebas en todos los procesos y negocios que haya que estar como el fondo de inversión CVC .

Todas estas anexiones y camarillas en torno al presidente de LaLiga son muy seguidas por Rubiales, al que ahora Vizcaíno se ha podido poner botando para liquidar a una de las ayudas de su rival político.

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