(Previa) Un buen día para ir rematando el curso

Llegan los calores y con ellos la recta final de Liga. Llegan los nervios, los sudores, los calambres, los transistores esperan. Todo un revoltijo de experiencias se acumulan en las puertas de un mes de mayo donde se acabará tocando el cielo o el infierno. Decía el gran Sabio de Hortaleza, Zapatones, que allá donde se quiera llegar se ha de estar bien posicionado en las últimas ocho jornadas . Y el Cádiz cumple a la perfección esa premisa. De hecho, puede que esté incluso en la ‘tete de la corse’ de ese pelotón que se jugará la categoría de aquí al final de Liga. Y eso, para como empezó todo, está muy pero que muy bien.

No atraviesa el equipo de Sergio su mejor momento, si bien, el bloque está respondiendo. Se puede hacer mejor, sí, pero infinitamente peor. Y no, el once amarillo está respondiendo y está sabiendo estar a la altura de lo que se esperaba de él. No está siendo fácil. Las lesiones, y las sanciones, están siendo especialmente crueles con el equipo, sobre todo porque se han dado en jugadores claves y en demarcaciones que estaban cogidas con un alfiler. Pese a ello, la banda de Sergio ha sabido sobreponerse a todo aunque a nadie se le escapa que podría estar mejor clasificado si la guadaña de la enfermería se hubiera relajado una mijita. Pero no, quiso el mal centrarse en Brian Ocampo en su mejor momento. También se detuvo en Escalante cuando más ‘káiser’ se estaba haciendo. Y hasta los árbitros se aliaron con el mal fario en las sanciones que le cayeron a dos hombres (Ledesma e Iza) que tenían como parches a dos canteranos (David Gil y Parra). ¿Pero, y qué? Pues que ahí está el Cádiz, con dos puntos por encima del descenso.

Y está porque se lo ha merecido. Y no solo eso. El Cádiz debería estar mucho más arriba de lo que está, pero al final el fútbol, y más una Liga, te pone donde tienes que estar. Queda lejos esas primeras cinco jornadas que el Cádiz regaló a sus rivales, tan lejos que ni se recuerda esa triste imagen con la que los de Sergio comenzaron la temporada. Pero de aquellos errores se aprendieron y aunque la reacción definitiva llegó gracias al mercado de invierno, ya antes Sergio comenzó a edificar lo que destruyó en la pretemporada veraniega, con la ayuda inestimable de una directiva que se durmió en los laureles.

Pasó el Mundial y entonces sí, entonces sí que se trabajó por derecho lo que hoy se está viendo. La resurrección fue total. El juego del equipo creció una barbaridad y la gente de nuevo se entusiasmó con los suyos. Y hoy, por cierto, sería un gran momento para demostrarlo porque llegan las citas donde Carranza tiene que hablar como hablaba en tiempos pretéritos. Para ellos, varios colectivos de animación ya han llamado a las masas y Brigadas Amarillas ha convocado al personal a entrar en el estadio media hora antes del encuentro para arengar a los suyos, que ya han demostrado muchas veces que no lo necesitan pero los abrazos no se piden se dan, y cuando se dan, el que lo recibe es capaz de volar.

Y para que el Cádiz vuele ante un Osasuna que llega pensando en Copa y con la Liga resuelta, Sergio pondrá en liza a un once que el personal bien podría decir de memoria, como la tabla del cinco. Y esta amarilla reza así: Ledesma en portería; Iza, Luis Hernández, Víctor Chust y el Pacha Espino en la defensa; Alcaraz y San Emeterio en el centro del campo; Bongonda y Sobrino en las bandas y Roger y Chris Ramos como hombres más adelantados . Con este once saldrá un Cádiz que se centrará en sumar hoy los tres puntos para ir comenzando a finiquitar lo que debe terminar siendo un curso brillante. Todo el mundo piensa en el Valencia pero qué mejor que llegar al domingo con la tranquilidad de estar aupados un poquito más en la clasificación. Y para eso, ganar sería vital. Vital para ir rematando el curso.