Cádiz - Atlético
Sin defensa (1-4)
El Cádiz es vapuleado por el Atlético en una segunda mitad repleta de concesiones en la retaguardia
No hay defensa. Se podrá mirar al mercado de invierno en la búsqueda de un '9', de un '7' y hasta de un '10', pero habría que preocuparse y mucho por la búsqueda de un '2', un '4', un '5' y hasta de un '3'. Sin defensa no se puede y es más que difícil que se pueda poner. Ocho goles en dos partidos encajados son muchos en un equipo que hacía de su defensa su mejor ataque. Cervera busca y busca, pero no encuentra. Vale que este domingo el que ha pasado por encima de la banda ha sido el vigente campeón de Liga, pero eso no debe valer lo que se ha visto en los segundos 45 minutos de juego a los que se llegaba tras un más que digno empate sin goles.
El equipo se cae desde abajo y no parece haber quien lo sujete. Cala no está. Haroyan no es el refuerzo esperado y ni de Chust ni de Marcos Mauro hay noticias. Y para colmo, el titán Fali parece haberse perdido entre las funciones de mediocentro y lateral. No hay quien reconozca a un Cádiz que en estos momentos solo puede ser optimista en la búsqueda de tres peores equipos que él.
Las cosas no salieron en absoluto en Getafe , pero no por eso Cervera ha querido hacer 'tabula rasa' con un equipo ya de por sí machacado y le ha devuelto la confianza de la mejor forma posible. ¿Cómo? Renovándosela una semana después ante todo el vigente campeón de Liga aunque con las excepciones de Jonsson y el Choco Lozano, que no estuvieron en el Coliseum por lesión.
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Empezó eléctrico el partido y el primero en darle ese chispazo fue el Choco Lozano , que antes de cumplirse el primer minuto ya había accedido al área rojiblanca tras un toque sutil para irse de Giménez por banda y buscar, sin fortuna, en el primer palo a Salvi. Esa era la credencial de un Cádiz que buscaba redimirse cuanto antes ante otro equipo tocado por el fútbol como el once colchonero, que llegaba tras el palo en Champions ante el Milan.
Decidido y sin complejos, el Cádiz salía con ambición y valentía sin importarle demasiado que cada vez que le llegaba el balón a Lemar, este pudiera hacer cualquier tipo de desaguisado en la titubeante zaga amarilla. De hecho, de botas del francés nacieron los primeros acercamientos al área de Ledesma de los hombrs del Cholo.
Poco a poco, la inercia de la calidad y el dinero iba haciendo su trabajo y el Atlético atrincheraba al Cádiz , que aún suspiraba de una ocasión al saque de un córner en el que Ledesma y sus defensas se enredaron más de la cuenta. Eso no quitaba para que Lozano llevase agua de vez en cuando al área rojiblanca, pero un centro bombeado suyo no encontró remate en la cabeza de Sobrino.
Fue cantar Brigadas 'Ni un paso atrás en la lucha por el metal' y darlo su equipo, que veía como Ledesma tenía que salir con seguridad para atender la incorporación de Lemar, que seguía moviéndose más libre que una liebre.
Avanzaban los minutos y el Cádiz se iba saliendo con la suya metiéndose en un partido a base de orden y explosividad . Gracias a ello, los rojiblancos comenzaban a perder concentración... y balones. Como uno que se encontró el Choco en la frontal para pasárselo a Salvi, que tardó mucho en colocarselo y chutó sin apenas espacio ante el achique de Savic, que desviaba a córner cerca ya de la media hora de juego.
Lemar, el mejor de los rojiblancos
Pasada la media hora, ambos contricantes parecían darse un descanso sin el visto bueno de Lemar, que de nuevo aparecía para asociarse con Koke y Suárez y llevar peligro al área de Ledesma solo resuelto por la pierna providencial de Álex . Esa ocasión espabiló a los de Cervera, que a la siguiente que tenían contestaban con una llegada por banda de Salvi desviada por la zaga atlética y recogida por el Pacha, que tras estorbar un posible empalme de Perea, se recolvía para disparar raso cerca de la cepa del palo de Oblak.
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Moría la primera parte y se rompía por momentos la defensa gaditana, que chocaba entre ella para asistir a Luis Suárez con la fortuna que el uruguayo mandaba su volea a los músicos cuando solo se encontraba ante un solitario Ledesma. Se llegaba al descanso con un Cádiz combativo y con la carita bien alta y un Atlético preocupado tanto por lo poco que proponía como por lo poco que sabe proponer.
Sin cambios salía el Cádiz, que saltaba al campo con la misma convicción y empuje que le llevó a disponer de la primera oportunidad. Fue tras una falta botada por Álex que escupía la defensa rojiblanca sin la fuerza necesaria para que Jonsson asistiese a Cala, que con un disparo desviado al que no llegaba en el segundo palo el Choco Lozano volvía a encender la fría grada de Carranza, que no se llena desde que le han bautizado desde San Juan de Dios.
La respuesta no se hizo esperar. El Atlético, por mediación de Carrasco, se presentaba en el área rival para que apareciera Iza y desviase a córner el disparo del belga. Pero el juego de ataque no tenía la continuidad que ha de necesitar un equipo que quiera someter a otro en rebeldía. Y así estaban los pupilos de Cervera, en pleno proceso de creerse que podían arremeter a un campeón en horas bajas.
Otra vez de cabeza
Pero si antes se piensa una cosa, sucede la contraria. Y lo que pasó arruinó las opciones cadistas. Lemar remataba de cabeza, ¡otra vez de cabeza!, un buen centro de Carrasco que se convistió en formidable ante la bisoñez de la zaga cadista, que debe verse eso cuanto antes. A los tres remates encajados en Getafe se le sumaba este de un pequeñito Lemar que le ganaba la partida al Pacha.
Roto el Cádiz, pudo llegar la sentencia tras una contra de Carrasco, que cedía a Lemar para que el francés, en un mano a mano con Ledesma, desaprovechara una clamorosa ocasión con la que. además, metía dinamina en la grada de Carranza, que intentaba volcarse con los suyos.
Así las cosas, Cervera metía leña con Negredo y sacaba la seda de Perea. Y en la primera que estuvo el tiburón de Vallecas llegó un balón colgado que casi acaba en el empate sin Jnsson llega a estar más fino con un remate que mandó a las nubes. Algo era algo.
La sentencia y la goleada
Pero lo que tiene desperdiciar una ante un grande es que este se levanta y no perdona . Como no perdonó Griezmann desde el corazón del área tras un caramelito que le entregaba a modo de pase Llorente con el que el galo sentenciaba el choque.
Faltaban veinte minutos para el 90 y por delante y Haroyan salvaba el tercero bajo palos tras la enésima indecisión amarilla.
Para colmo de males, el Atlético, animal herido, buscaba más sangre ante un Cádiz vencido y hundido. Y la encontraba. Esta vez tras una gran triangulación entre Koke, Cunha y Correa, que finalmente era el que batía a un Ledesma desquiciado.
Tocaba y tocaba sin clemencia el Atlético mientras el Cádiz echaba un ojo al reloj con el deseo de ir acabando esta nueva represalia del fútbol madrileño.
Minutos finales de risa para resumir un triste partido
Con todo ya resuelto, llegaron unos últimos minutos de risa. Primero fue una acción fortuita del Choco, que en su intento por centrar, vio como el balón se metía por la escuadra de la portería de Oblak tras dar en un defensa. Sin creérselo la afición de Carranza, Cunha volvía a poner distancia de por medio logrando el cuarto de su equipo tras fusilar a Ledesma en una nueva grieta de la defensa amarilla.
Basta estos minutos finales para hacerse una idea de lo que es ahora mismo un Cádiz totalmente desfigurado. Otra goleada, y van dos consecutivas, para aprender la lección. Y por delante, dos partidos que marcarán sin duda el devenir de este equipo como son Elche y Granada.
Estos guiños al surrealismo hicieron que algunos aficionados le dieran por reír cuando la ocasión la pintaban para llorar. Se ha perdido ante el Atlético y hasta ahí normal, pero donde no se puede sacar esa misma conclusión es con la lectura más profunda que contiene esta nueva derrota que abre las puertas de un debate que está en la mesa y que se cogerá o no dependiendo de lo que pasé la semana que viene en Elche.
