Betis - Cádiz

Justicia arbitral (0-2)

El Cádiz sabe aprovecharse de la enajenación bética tras una roja de chiste de Canales que desvirtúa un derbi al que el Cádiz entró con buen pie

Momento de la expulsión de Canales.

Alfonso Carbonell

Ya tocaba. Se desconoce el motivo, pero ya era hora que los árbitros se equivocasen para otro lado. Justicia. Ordinaria o no. Esa a la que ha ido el Betis para salvar a Canales y a esa a la que fue y ha vuelto a ir el Cádiz para arreglar las cosas que los responsables de la cosa empeoran sobre el césped. ¿De verdad que el fútbol también va a normalizar ir a los juzgados para colapsarlos más aún como hacen los famosos del papel cuché? Si es así, bien estaría que le pasasen factura en cuanto se pueda. Seamos serios. Todo lo que no lo fue un arbitraje de chiste que, Dios sea alabado, esta vez sonrió al Cádiz.

Porque los de Sergio no es que le tengan que dar las gracias directamente al arbitraje de Cuadra Fernández, pero sería patético si en la lectura de este derbi no se hace una mención especial a las decisiones del trencilla madrileño. Un penalti por manos, una expulsión grotesca y otra justa. No es para menos que los béticos acabasen desquiciados para fortuna de un Cádiz que supo estar en todo momento. Los de Sergio han estado cantidad de veces en el lado que este domingo le tocó estar a un once verdiblanco que se enajenó para fortuna cadista.

Gran encuentro del once amarillo, que vuelve a respirar tras sumar tres puntos ganados a base de bien pero no sin la colaboración de un colegiado que hizo del Villamarín un manicomio del que nunca quiso salir el Betis, que jamás estuvo a la altura de un Cádiz que salió a por todas.

Sabía Sergio que no podía dar ningún paso atrás y no lo dio porque iría en su contra. El Cádiz tiene a un entrenador valiente y que cuando vienen de malas nunca hay que dudar. Y no dudó. Y más que el once, que fue ambicioso, fue la idea. Y la idea no era otra que ir a buscar problemas. Benditos problemas. El Cádiz salió con un 4-4-2 y nada reservón. Solo así podía entenderse la titularidad de Chris Ramos, que ante las molestias persistentes de Roger se adelantaba en el once a Negredo, que sabe muy bien cuál es su papel. Y no, el Villamarín no es Carranza y a domicilio se trabaja y se corre más. Y claro, un chaval como el gaditano te da más carrete que la edad de Negredo. Eso sí, más carrete no es más gol, como se pudo comprobar mediada la segunda parte.

El caso es que el once amarillo salió a por todo y desde el inicio. Al tercer minuto de juego un robo de balón de Sobrino sobre Ruibal generó al primera gran ocasión para los de Sergio, que se lamentaba tras ver el lanzamiento centrado de Bongonda tras la asistencia de Guardiola y el despeje facilón a córner de Rui Silva.

La falta de acierto del internacional congoleño dejaba al cadismo con la miel en los labios en unos primeros compases de un partido en el que la presión alta gaditana metía en más que un aprieto a un Betis sorprendido de tanta temeridad del vecino.

A pesar de ese paso adelante del Cádiz, el Betis levantaba cabeza y lo hacía al 10' de partido tras una buena combinación entre Rodri y Borja Iglesias que acababa con un disparo apurado del sustituto de Fekir que controló con la mirada David Gil.

El derbi caminaba entre la tranquilidad una vez pasados los primeros diez minutos pero una indecisión del Pacha Espino casi le da un susto a David Gil, que veía como el propio lateral charrúa apagaba un incendio generado por él y del que no se cobró nada Ayoze, que llegaba tarde a un balón servido por el uruguayo y que enfadaba a Fali.

El encuentro seguía igualado al mismo tiempo que Bongonda se iba creciendo. En una de esas. el belga de nacimiento se inventaba una jugada nacida en la medular y finiquitada desde la banda izquierda, de ahí donde se sacaba un centro cabeceado por Chris Ramos pero ligeramente desviado. Nuevo aviso cadista.

Al 23' de juego, era Miranda el que remataba de cabeza desviado después de un gran servicio desde la derecha de Canales. Acto seguido, el trencilla Cuadra Fernández se inventaba una falta de Chris Ramos que anulaba una jugada de ataque que bien podría haber supuesto una oportunidad manifiesta de gol para los gaditanos.

Pasada la media hora, el árbitro se sacaba de la manga una falta a favor del Betis en el vértice del área tras un lance entre San Emeterio y Miranda que el propio jugador bético botaba para verse lucir a un David Gil muy atento e inspirado.

Y si de la manga se sacó la falta sobre Miranda, más aún se sacaba la roja a Canales, que perdía un balón ante la inconmensurable presión de Sobrino, que se iba al suelo con inteligencia para sacarle una amarilla al cántabro y que se convertía en expulsión ante la sorpresa de propios y extraños. Al Cádiz, de buenas a primeras, se le ponía el derbi demasiado cuesta abajo. Y pudo irse al descanso ganando el once amarillo de no ser por la falta de puntería de Chris Ramos, que remataba de cabeza fuera cuando estaba completamente solo un centro perfecto de Bongonda.

Ambos equipos se iban al descanso con trabajo para una reanudación en la que el Betis de Pellegrini salió como si nada y eso que aprovecharon los de Sergio, que en apenas cinco minutos se adelantaban en el marcador después de unas manos infantiles de Miranda, que las sacaba a pasear en un libre directo de Bongonda. Alcaraz, desde los once metros, fusilaba a Rui Silva y ponía al amarillo por delante de lo verdiblanco.

La justicia tiene cosas que la razón no entiende y si este lema ha habido cantidad de veces que el cadismo lo ha entendido, este domingo le tocó al beticismo, que veía como a los cinco minutos el Cádiz ponía a poner tierra de por medio tras un saque de esquina repelido por la defensa gaditana, que salía en tromba con Espino en la vanguardia para tapar un nuevo centro a la olla de Ruibal, que veía como el lateral se interponía en el camino para rearmar una contra comandada por Bongonda, que servía en bandeja el segundo para que Chris Ramos sentenciara el partido en el 60' de partido.

Por si no estuviese ya encarrilado el derbi, Ruibal se iba a la calle tras un manotazo lleno de impotencia sobre Fali, que celebraba la roja de una manera nada amistosa. Se ve que la camaradería entre futbolistas es algo que jamás se impodrá en la profesión.

A los pocos minutos, la enajenación bética seguía bien activa y el árbitro perdonaba una roja clara de Miranda, que se revolvía en la zona de los banquillos y le daba una tragantá importante a Iza, que tampoco quiso hacer más sangre. Es más, el portuense hizo más daño aún cuando en el 67', y bajo palos, salvaba a los suyos de una recta final incierta tras despejar un balón que Abner Vinicius remataba a placer y sorprendentemente al cuerpo del defensa gaditano.

Los minutos pasaron hasta un descuento en el que Roger perdonaba el 0-3 de un partido del que el Cádiz saca todo lo que perdió en Almería y en casa frente al Getafe. Justicia en el Villamarín para los gaditanos. Otra cosa es lo que se diga por Heliópolis, que no estarán muy contentos con la labor arbitral. Ya saben, a la cola.

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