DESPEJE. Sambruno salta junto a un contrario. / VÍCTOR LÓPEZ
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La raza del Portuense hace posible que el milagro de la permanencia siga intacto

Un gol de Nacho Garrido en el 84' lleva la locura a la grada del José del Cuvillo La victoria pone a los racinguistas a cinco puntos del 'play off' por la salvación

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Todo el que acudió ayer al Cuvillo salió convencido de que los jugadores del Portuense merecen el calificativo de leones. Aunque es seguro que los futbolistas del Athletic -quienes reciben este tratamiento-, por los 150 euros que ayer recibieron los del Portuense, no se pondrían ni las medias.

Desde enero sólo habían recibido 600 euros y después de tres triunfos, cuando concluyó el encuentro frente al Écija, el capitán Sanlúcar repartió a sus compañeros la cantidad antes mencionada. A 16 euros con algunos céntimos, les sale al profesional del Portuense cada uno de los 9 puntos alcanzados en las tres últimas jornadas. Vivir para ver.

El partido no fue vistoso por dos conceptos antagonistas en que el mismo se presentaba. Un Écija, con los deberes hechos tras la llegada de Oli al banquillo astigitano, y un Portuense que después de los éxitos alcanzados con Roquetas y Granada 74, ya le empieza a pesar la responsabilidad de hacer posible la permanencia.

La fe dicen mueve montañas. Y ello le valió al equipo de Jordi Fabregat para llevarse los puntos en litigio. Jugadores que no daban un balón por perdido, que desde el suelo lo jugaban, jugadores con los gemelos subidos, y futbolistas a los que ya de por sí, les tiene que asustar vestir la camiseta de un equipo con más de 80 años, pero que muestran desparpajo. Con nombre de torero histórico, Litri, sin percal, con el 18 a la espalda, remató de cabeza a la cruceta un saque de córner de Diego Ramírez, para que el rechace, una vez más, quién si no, ante la ausencia de Sanlúcar, estuviese Nacho Garrido, el que llevara al balón al fondo de la portería. Faltaban sólo 6 minutos para el final y el Portuense se dedicó a guardar la ropa.