Rafael A. Aguilar - AL NORTE DEL SUR

Harrison, cómo eres

Tú te habrás ido, estarás ya en el Air Force One, pero aquí abajo nos quedamos con lo que nos quedamos

Rafael A. Aguilar
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Bueno, Indiana, y tú cómo lo ves. Un detalle tu visita. De verdad. A ver. Dinos. Qué te pareció todo. Que sepas, por si no te lo dijeron o por si no lo notaste, que estábamos de resaca cuando te dejaste caer por aquí. Las elecciones generales, que fueron el domingo anterior a tu paseíto fugaz por el Patio de los Naranjos y a tu detenido recorrido por las naves del templo, que no es maldito sino bendito, que lo sepas. Sí, la segunda vez que votamos en poco más de seis meses. Y, sí, todo sigue igual, o casi. Aquí, ya ves, nos entendemos poco. O nada. Somos así. Mira, te lo voy a explicar: las encuestas daban una cosa, que era un éxito inapelable o al menos bastante rotundo de las izquierdas, pero de las izquierdas de verdad, no como las que tenéis en el país del que tú vienes, y resulta que aquí nadie dio en la diana.

La misma gente que te aclamaba esta semana en las redes sociales, que te decía abuelete guapo en Facebook y en Twitter, le dio crédito a la ensoñación de que Podemos y los suyos, que es nuestra versión del ‘Yes, we can’, iban a adelantar por el ala radical a la progresía moderada.

Pero te habrán contado, quizás en el reservado del restaurante de la Judería en el que probaste el salmorejo y las berenjenas con miel, que todo fue un espejismo, que el alcalde comunista que una vez tuvo Córdoba -sí, comunista, no te asustes- ha tenido que recular y explicar que, bueno, cuando dijo eso de que era «ahora o nunca» pues en realidad se estaba anticipando un poco al momento histórico con el que lleva soñando desde que tomó el bastón de mando de la ciudad, allá por los años en los que tú empezaste a ir por el mundo con tu látigo y tu sombrero, Indiana, Indiana, en busca del arca perdida.

Y en esas estamos. A ver si nos ponemos de acuerdo. Que lo dudo. Y no pongas esa cara. Y no me mires así, que me inquieto, que me asusto. Que yo solo quería hacerme un «selfie» contigo en el coro de la Catedral, o de la antigua Mezquita, que ya te contarían el lío que tenemos con eso, y hombre, que cuando ya estaba casi abrazándote e iba a darle al botón del móvil vas y me pones esos ojitos y esa sonrisa medio amenazante o medio dulce, cómo eres Harrison, que es que no sabe uno cuándo estás de buenas y cuándo en plan te voy a dar, que te pasa en las películas y ya veo que también en la vida real.

Indiana. No te enfades. Que suficiente tenemos ya nosotros con lo nuestro. Con los nuestros. Tú te habrás ido, estarás ya en el Air Force One, pero aquí abajo nos quedamos con lo que nos quedamos. Mira cómo funcionan aquí las cosas, los manejos con los contratos para parados de dos organizaciones afines al PSOE, que es un partido de los de todo por el partido. Sí, el notición del señor Ruiz. Ahí andan, en su laberinto de contradicciones y de medias verdades. Anda, saca el látigo, Indiana. Que estamos hasta la... Sí, hasta donde decía la canción.

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