Un blanco bueno y barato de La Mancha

Yemanueva es una opción para tomar a diario, por su extraordinaria relación calidad-precio

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No liviana y sí leve. Al olfato le recuerda una fragancia y a la vista es pura luz. La luz del rocío al amanecer. Si fuera en la boca, frescura sutil y, quizá del sol de La Mancha, tiene un toque de madurez. Esconde alguna nota cítrica entre tanta fruta blanca, incluso detecto una sensación de anís antes y después. Como si fuera un deseo que no es. Quizá sea la imaginación, esa que prendió en mi corazón y mi cabeza cuando supo de ella por primera vez. Cuando encontró la luz de sus ojos, ese olor delicado de la uva airén. Esa suavidad en las formas, ese carácter al fin. Al fin Yemanueva es su nombre, nombre de mujer.

Vino blanco que haya para beber. A diario en casa y en la barra de cualquier bar de buen ver. Contiene una extraordinaria relación calidad-precio y, por esa luz plena, el recuerdo de algún horizonte manchego de viñedo en vaso, cepas viejas que todos quisieran poseer. Un reflejo de vinos de antaño que se hicieron querer. Como Yemanueva es. Tan suave. Un vino delgado, fino y fresco, pero henchido de carácter cuando te atreves a comprender. Como la luz del rocío. Al amanecer.

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