Vindel, un albariño con muchas virtudes

No obstante, la distancia entre un cuerpo (el vino) y el otro cuerpo (la barrica) no es la ideal

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Casualidad o causalidad. Quizá ambas. Causalidad primero, como origen, principio de algo, de algo que es un vino. Qué será un gran vino. Casualidad después, como imprevisto en este caso. Casualidad puede ser que en un mismo espacio se encuentren dos cuerpos desconocidos a su distancia ideal. Aunque casi nunca se sabe cuál es la distancia ideal cuando se encuentran dos cuerpos desconocidos.

En este caso, que se llama Vindel, la distancia entre un cuerpo (el vino) y el otro cuerpo (la barrica) no es la ideal. Y no lo es porque este vino de uva albariño jamás debió siquiera aproximarse a la barrica. Si la distancia no es la ideal, se pierde frescura. Y si esos dos cuerpos jamás debieran haber ocupado un mismo espacio, casi todo puede convertirse luego en artificial.

Queda un color, sea blanco, gris, negro o limón, aunque Vindel tiene de color limón... Sí posee muchas virtudes, como una categoría frutal no muchas veces contemplada con notas de manzana y fruta de hueso entre sus aromas, y una vida larga y dichosa. Larga y dichosa en el corazón y la boca, sabrosa albariño que gozas. Qué sería si lejos de la barrica viviera. Sería elegante y bella. Como debe ser ella.

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