Un vino con final feliz de Utiel-Requena

Es grueso y goloso en boca, también fresco, con sensaciones frutales

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Puede que la uva bobal sea agreste. Puede que necesite ciertos mimos y ser educada en bodega a conciencia, como si hubiera nacido analfabeta. Puede contener ciertas dificultades superiores a otras. Pero responde con creces a cualquier exigencia y acaba por mostrar una calidad frutal indudable. Hoy es el momento de presentar el vino Clos de Sanjuan, de Utiel-Requena, allá donde la bobal reside envuelta en su ancianidad.

Viñas viejas y suelos calizos. Uva bobal elaborada en depósitos de cemento, barricas de roble francés de 500 litros durante quince meses y unos seis meses ahora en botella. Quizá estas características permitan adentrarnos en la esencia de este vino, que es rústico, como dice la propiedad, porque es de campo, pero que no lo es porque de tosco o grosero no tiene ni un pelo.

Y quizá también la combinación de suelo calizo, depósito de cemento y a lo mejor una barrica no muy adecuada dejen en la boca al catar este vino cierta impresión secante. No es grosero y sí, sobre todo, grueso y goloso en boca, también fresco. Antes encuentras en sus aromas fruta roja y algún rastro de torrefactos. Luego, espacio para nuevas sensaciones frutales y un final feliz. Un vino feliz, eso es.

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