La asombrosa Casa del Acantilado hecha en una ladera con 42º de inclinación

Vivir al borde del mar en la ladera de una montaña no es un sueño fácil de conseguir. Sin embargo, el estudio de arquitectura español GilBartolomé ha conseguido que sus proyectos traspasen fronteras y miles de personas contemplen la calidad, innovación y belleza de su arquitectura. Un claro ejemplo de ellos es La Casa del Acantilado, una vivienda que ofrece impresionantes vistas al Mediterráneo y una original estructura exterior integrada en el paisaje.

Pablo Gil y Jaime Bartolomé, fundadores del estudio, proyectaron la construcción situada en una difícil parcela de 42º de inclinación en Salobreña (Granada). Los grandes protagonistas de la casa son el mobiliario y la cubierta, construida con procesos de fabricación artesanal y formada por escamas de zinc que le otorgan a la vivienda un toque único.

Esta cubierta permite la creación de un gran teatro doméstico, una planta baja diáfana de 150 metros cuadrados que puede llegar a funcionar como un auditorio para 70 personas, acoger grandes fiestas o simultanear las actividades de varios grupos de personas.

La vivienda se desarrolla en dos plantas, un gran salón aterrazado, siguiendo la ladera de la montaña, unido a una terraza en voladizo con piscina, y una segunda planta con las habitaciones que tienen miradores volados. La vivienda está enterrada en la pronunciada ladera y aprovecha una temperatura constante de 20 grados del subsuelo durante todo el año.

«Elementos como el mobiliario y la cubierta, que son los grandes protagonistas de la vivienda, se han construido mediante procesos de fabricación artesanal tras un complejo desarrollo de diseño que ha incorporado definiciones digitales, simulación por ordenador y desarrollo y utilización de patentes innovadoras», explica el fotógrafo Jesús Granada.

Se trata de un encargo privado. Los clientes, un matrimonio de Madrid, buscaban una arquitectura integrada en el bello paisaje, con unos espacios interiores orientados al mar y diseñados para el disfrute de la vida. Está lejos y no es fácil llegar, lo que quizá les anime a venderla en futuro, pero resulta tan fotogénica y espectacular como muestran las fotos.

El autor de esas fotos, Jesús Granada, realizó este reportaje con la ayuda de drones, y sus imáganes han ilustrado reportajes en revistas y periódicos de todo el mundo, desde Holanda a Corea o el Reino Unido.