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Las extrañas causas naturales que pueden hacer que un animal explote

Especies como sapos, hormigas e incluso ballenas pueden llegar a reventar de manera inesperada

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Imagina que planeas con tus amigos una caminata por un bonito bosque. En determinado momento de la ruta topáis con un riachuelo lleno de vida: abunda la vegetación a su alrededor, puede verse algún pez en sus aguas y hasta hay un sapo sentado tranquilamente cerca de su orilla. Todo parece natural, hermoso y apacible... hasta que el anfibio explota súbitamente. ¿Puede algo como esto suceder en realidad o estamos describiendo una escena de película de serie B? Por increíble que parezca, la respuesta correcta es la primera.

Un interesante post del blog Momtastic nos pone sobre la pista del curioso fenómeno de los animales explosivos. Por esa vía descubrimos que en 2005 reventaron cientos, quizá miles de sapos en la ciudad alemana de Hamburgo. Fue todo un misterio en su época: por más que se hicieron análisis y pruebas a los ejemplares muertos, los científicos fueron incapaces de identificar con claridad las causas del fatídico suceso. Lo más que pudieron hacer fue idear un par de teorías para explicar el enigma.

La versión más respaldada apuntaba a los cuervos. Parece que los pájaros estaban atacando cada vez más a los anfibios, de manera que éstos se hinchaban en un desesperado mecanismo de defensa . Su intención sería aumentar de tamaño para intimidar a sus enemigos, pero terminaban explotando sin control. Otra teoría planteó la posibilidad de que los propios sapos estuviesen reduciendo su población a través del suicidio. Sea como sea, el caso impresionó a la población de Hamburgo, dado que muchos animales explotaron ante los ojos de los ciudadanos en las cercanías de zonas residenciales.

Existen más animales capaces de reventar. Quizá hayas escuchado hablar de la Colobopsis saundersi, la hormiga explosiva de malasia u hormiga kamikaze. Como su alias te habrá invitado a suponer, este insecto es capaz de defenderse con una explosión suicida. Para ello contrae los músculos de su gran abdomen hasta romperse, esparciendo un veneno viscoso y corrosivo en múltiples direcciones. En otras palabras: la Colobopsis saundersi no duda en morir matando si lo estima necesario.

Existen otras situaciones en las que un animal han llegado a explotar. En el año 2004 lo hizo una ballena muerta que estaba siendo transportada en un camión, víctima de gases metano que se habían acumulado en su interior. Nada que ver con la espectacular explosión de otra ballena en 1970 . El cadáver estaba varado en una playa de Oregon y alguien pensó que era buena idea llenarlo de dinamita para deshacerse de él. Los trozos que volaron por los aires dañaron seriamente el techo de un coche, como puedes ver en este vídeo de YouTube.

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