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Inca y Rayas, en Faunia - FOTO: DE SAN BERNARDO / VÍDEO: ARTURO VÁZQUEZ
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Inca y Rayas: la pareja más longeva de pingüinos madrileños

Faunia celebra la historia de amor de estos dos ejemplares de la especie «Juanito» por San Valentín

MADRID Actualizado: Guardar
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Lo han tenido todo en contra. Ambos son machos y sus cuidadores los han intentado cruzar con otras hembras. Pero nada ha logrado romper esta pareja desde que Inca y Rayas llegaron al zoológico madrileño de Faunia. Fueron los primeros ejemplares de pingüino Papúa –conocidos también como «Juanito» o Gentoo– que habitaron el ecosistema polar de este parque en 2004. Su historia, la más longeva entre el centenar de ejemplares que conviven en el recinto, es durante estos días previos a San Valentín el ejemplo para explicar el curioso y fiel comportamiento que adoptan estas aves una vez que eligen un compañero con el que compartir su vida.

Inca tiene 17 años y Rayas 15. Ambos se acercan a la edad media máxima que suelen vivir.

«Es cierto que en cautividad su esperanza de vida aumenta considerablemente», explica a ABC Yolanda Martín, responsable del ecosistema polar de pingüinos de Faunia. Esta apasionada de estas aves explica el curioso hecho de que ambos sean machos: «En el mundo animal no se entiende como un comportamiento homosexual. De hecho es bastante frecuente». Su relación es tan fuerte que, incluso han intentado ser progenitores. «Les pusimos un huevo y lo incubaron como si fueran un macho y una hembra. Pero el huevo no resultó fertil finalmente», cuenta. «Este año intentaremos ponerles de nuevo un huevo para que lo incuben», avanza.

«Hace un tiempo intentamos juntarlos con hembras, pero las rechazaron. No hay nada que les separe», explica Yolanda mientras señala como Inca defiende el nido ante la presencia de las cámaras. Junto con ellos, conviven otras especies: barbijos, reyes y salta rocas.

La curiosa historia de dos viudas

Ninja y Flipper, pareja de pingüinos salta rocas
Ninja y Flipper, pareja de pingüinos salta rocas - DE SAN BERNARDO

«Lo más habitual es que cuando un pingüino muere, su pareja se aparte del grupo, deje de alimentarse y fallezca poco tiempo después», comenta Yolanda. Sin embargo, hay casos curiosos como los de Francisca y Byron, dos pingüinos hembra de la especie barbijo que se hacen compañía desde que sus respectivos machos fallecieron. «Tienen 30 años. Son ancianitas. Están siempre juntas y casi no se mueven del sitio», explica. La otra pareja famosa –esta sí, macho y hembra– del ecosistema polar la conforman Flipper y Ninja. Dos escurridizos pingüinos salta rocas que huyen despavoridos de las cámaras para refugiarse en el agua. «Tienen mucho caracter, aunque aquí los que mandan son los barbijo», aclara.

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