El expresidente de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne, durante una entrevista a ABC
El expresidente de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne, durante una entrevista a ABC - Miguel Muñiz
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Manuel Fraga: El constructor de la Galicia del siglo XXI

Tras volver a Galicia, adoptó un discurso de corte regionalista que le permitió ampliar la base social del centro-derecha gallego

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En su última campaña en 2005, un Fraga visiblemente cansado repetía insistentemente que la Galicia del siglo XXI nada tenía que ver con aquella de «corredoiras e menciñeiros» —caminos rurales y curanderos, en gallego— que se encontró tras ser elegido presidente de la Xunta en 1989. Una afirmación muy cierta, porque la modernización en las infraestructuras y los servicios públicos recibió un impulso decisivo durante sus cuatro gobiernos. Las autovías de Carballo y Baiona, las vías rápidas del Salnés y el Barbanza o el primer tramo de la autopista Santiago-Orense se ejecutaron durante sus dieciséis años.

Pero la obra de Fraga no se mide solo en infraestructuras, ya sean viarias, hospitalarias, sociales o educativas. Su principal valor fue desarrollar un proyecto político sustentado en un regionalismo de centro-derecha, de amplio espectro, que en ocasiones disputaba el espacio político al nacionalismo que encabezaba Xosé Manuel Beiras.

Como ejemplo, el Plan de Normalización Lingüística para consolidar la recuperación de la lengua propia de Galicia, aprobado en 2004.

No era una mera pose. Al contrario, el autogobierno de Galicia se desarrolló de manera muy notable durante los tres lustros de gobiernos del «León de Villalba», siempre respetando el marco constitucional pero apostando por una administración de proximidad, la esencia de la descentralización autonómica. Fraga fue además uno de los ideólogos de la «Conferencia de Presidentes», instrumento de coordinación territorial que Zapatero llevó a la práctica por vez primera.

Fue bajo su mandato cuando nació el «fenómeno Xacobeo» —aunque el autor intelectual fue el conselleiro Vázquez Portomeñe—, construyendo así un reclamo internacional para Galicia que, por vez primera, se abría al mundo para difundir su imagen, sus valores y sus tradiciones. De aquella apuesta se recogen hoy unos frutos que se miden en miles de visitantes y la consolidación del sector turístico como uno de los motores del PIB.

Tras servir a Galicia como presidente, fue senador por designación autonómica de 2006 a 2011.

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