CORAZÓN DE LEÓN

El AVE que viene

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Ahora, cuando los aviones apenas aterrizan en León, los políticos del ramo viajero anuncian el inminente aterrizaje del AVE, ese pájaro con aspecto de locomotora cuyo vuelo es tan veloz que ni a las vacas les da tiempo a levantar la cabeza del pasto para verlo pasar como antaño hacían, con su mirada meditabunda, con los trenes de tercera o de mercancías. Llega el AVE a León, dicen, como han dicho durante lustros unos y otros políticos. Será en cuestión de semanas, afirman. Hay prisas, aunque quizás ya sea tarde.

La provincia leonesa, que fue minera y ferroviaria por excelencia, se quedó hace años sin minas y sin ferrocarril. No había familia leonesa que no tuviera entre sus miembros a un minero o a un ferroviario.

Hijos de ferroviarios son, por ejemplo, Luis del Olmo, el eterno radiofonista de España, y Amancio Ortega, el millonario de Inditex; el primero, de Ponferrada, el de Zara, de Busdongo. Ambos cambiaron a tiempo de tren, de ese tren que a finales del siglo XIX, acabó con la arriería maragata para convertirse en el mayor transporte de viajeros y mercancías. De La Coruña a Barcelona, en aquel «Sanghai express» de treinta horas de viaje, con paradas en decenas de apeaderos y estaciones, que atravesaba, lánguido, la noche leonesa, hasta los trenes que comunicaban Asturias con Sevilla, Galicia con Madrid… La senda de hierro fue vida, esperanza e ilusión para gentes, pueblos y ciudades de esta provincia que ahora aguarda, con escaso entusiasmo, la llegada del AVE.

Fue el Gobierno de Felipe González, el mismo que en 1985 acabó con la línea de la Ruta de la Plata que unía Astorga con Plasencia porque los viajeros de tercera no eran rentables, el primero en construir un AVE en España que, como no podía ser de otra forma, uniría Madrid con su tierra sevillana. El Oeste se quedó sin tren porque el Sur era, entonces, lo que importaba. Luego llegó Aznar con su AVE en el cuaderno azul para prometer «aves» para todas las capitales de provincia, empezando, por supuesto, con Valladolid. Y, a continuación, Zapatero, con el mismo cantar: «En 2008 el AVE llegará a León». Pues eso…, de ave en ave y tiro porque…

Este 2015 es año electoral, o sea, de promesas políticas y hastío ciudadano. Si por fin el AVE llega a la capital leonesa lo hará tarde, muy tarde, y, por lo que parece, sin alas, ni siquiera con las que le va a desplumar al ya agonizante aeropuerto. Viene el AVE a rematar a los últimos aviones, pero no a solucionar el tráfico ferroviario, que sería lo suyo. Viene el AVE con casi la misma velocidad que ahora tiene el Alvia, un tren que en los últimos años ha recuperado la fe de los leoneses por el ferrocarril. Y viene precario en infraestructuras. Viene tarde, sí.

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