Seguidoras de Hillary Clinton en un mitin de esta en Nueva York
Seguidoras de Hillary Clinton en un mitin de esta en Nueva York - AFP

Trump y Clinton, favoritos en la «batalla de Nueva York» de hoy

La contienda parece más igualada en el campo demócrata donde Sanders podría dar la sorpresa

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Nueva York no está acostumbrado a ser protagonista en las campañas electorales. En las presidenciales, muchos neoyorquinos van a las urnas con desidia porque el voto está asegurado para los demócratas, que son mayoría. Y para cuando las primarias llegan a esta esquina de Estados Unidos, las nominaciones marchan más o menos encaminadas.

Este año, sin embargo, se ha puesto mucha atención en los resultados que saldrán de las urnas esta noche. Hay dos claros favoritos para estas primarias y para la nominación -Hillary Clinton en el partido demócrata y Donald Trump en el republicano-, pero no está todo dicho y podría haber sorpresas que afecten de lleno al rumbo de la carrera electoral.

Donde la contienda está más pareja es en el bando demócrata.

La brecha de 30 puntos que separaban a Clinton de su contrincante, el candidato socialista Bernie Sanders, se ha reducido a doce puntos, según el último acumulado de encuestas de «RealClearPolitics». El senador por Vermont ha ejecutado una campaña vigorosa, con demostraciones de poder en mitines multitudinarios -en menos de una semana, congregó a más de 25.000 personas en dos actos en la Gran Manzana, uno en Washington Square Park y otro en Prospect Park- y con un tono agresivo en el debate del pasado jueves en Brooklyn en el que por momentos arrinconó a Clinton.

Sin embargo, sus opciones de una remontada en el último minuto son mínimas: esa distancia de entre doce y quince puntos se ha mantenido en las dos últimas semanas, y parece que no podrá arañar muchos más apoyos. Bernie Sanders puede empatar e incluso ganarle por la mínima a Clinton en el norte del Estado -con un electorado más blanco y de clase media-, pero las minorías negra e hispana del sur del Estado, es decir, de la zona metropolitana de la ciudad de Nueva York, parece que siguen en manos de la ex secretaria de Estado.

Ayer, Sanders advirtió de que no había que «subestimar» las opciones de su campaña y que en lo que va de primarias sus resultados en las urnas «son mejores de lo que dicen las encuestas». Cualquier resultado por debajo de los diez puntos de diferencia será bueno para Sanders. Aunque él es oriundo de Brooklyn, la ex secretaria de Estado fue elegida dos veces como senadora por Nueva York y desde el principio de la carrera se contaba este estado como un caladero de votos para ella. Si el resultado se acerca al empate será excelente para el socialista y validará que su campaña ha tomado el impulso que necesita para inquietar la nominación de Clinton. Y, en cualquier caso, Sanders conseguirá un número de delegados suficiente -se eligen de forma proporcional- para prolongar la tensión en las primarias.

La cifra mágica

En la orilla republicana, solo puede haber un ganador: Donald Trump. La cuestión es saber cuántos delegados pueden arañarle Ted Cruz y John Kasich y qué implicaciones tendrá para la nominación de su partido. La cifra mágica para los conservadores es la del 50 por ciento. Si Trump se impone por encima de ese umbral en los distintos distritos y en la suma del estado, se embolsará todos los delegados en juego. Si cae por debajo, Kasich y Cruz robarán algunos delegados.

Las encuestas sitúan al magnate Donald Trump ligeramente por encima de esa barrera; el acumulado de «RealClearPolitics» le da un 53 por ciento, mientras que Kasich alcanza el 22,8 por ciento y Ted Cruz, el único con opciones de igualar al multimillonario en número de delegados al final de las primarias, se queda con un 18,1 por ciento. Está pagando los comentarios despectivos que hizo en un debate sobre «los valores de Nueva York». Si Donald Trump, nacido en la ciudad de Nueva York, arrasa, lanzará un mensaje potente de que alcanzar los 1.273 delegados que garantizan la nominación es una opción posible. Pero si deja escapar un número considerable de delegados en su propia casa se interpretará como que sus posibilidades de lograrlo y evitar una convención abierta se alejan un poco más.

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