Yihadistas de Daesh circulan por la ciudad libia de Sirte
Yihadistas de Daesh circulan por la ciudad libia de Sirte - AFP

Tres mil carniceros de Daesh se instalan en la ciudad libia de Sirte

El grupo yihadista trata de asentarse en la costa de Libia tras los últimos ataques en Siria

Madrid Actualizado: Guardar
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«Entre 2.000 y 3.000 yihadistas de Daesh han llegado ya a Libia huyendo de los bombardeos de Siria o procedentes de Túnez, Irak o Yemen, principalmente», aseguran a ABC fuentes de la inteligencia militar francesa.

Sirte, ciudad natal de Muamar Gadafi, es su gran bastión. Una suerte de nueva Raqqa a orillas del Mediterráneo donde el rigor yihadista campa ya a sus anchas: «Sí, nos constan ya escenas vividas anteriormente en Siria como crucifixiones o ejecuciones», explican fuentes del departamento de Defensa del recién propuesto gobierno de unidad de Libia, que aún debe pasar el refrendo del Parlamento. Todo ello a 1.600 kilómetros de Valencia, 1.200 de Roma o 450 de Malta.

La ciudad de Derna, al oeste, y otras áreas al sur despoblado y al este (Sabrata) son espacios con mayor presencia yihadista de Daesh en un país que, si la comunidad internacional no lo evita, va camino de convertirse en un rotundo estado fallido...

una Somalia en pleno Mediterráneo... un nuevo escenario en la guerra contra Daesh en un país que multiplica por 3,5 la superficie de España y con solo 6,4 millones de habitantes.

¿Conexión con Boko Haram?

Las fuentes libias contactadas por ABC incluso elevan el número de yihadistas a alrededor de 5.000 efectivos. «Con presencia incluso de afganos o nigerianos». Esta última nacionalidad supondría una amenaza, pues constataría una posible unión de los frentes de Boko Haram, grupo yihadista que centra su actividad en el norte de Nigeria -separado de Libia por Níger- y que juró lealtad a Daesh hace un año. Sin embargo, desde la inteligencia militar francesa se observa aún esa posibilidad como «una táctica para reclutar a más combatientes extranjeros. Su objetivo es convertir Sirte en el nuevo "hub" yihadista para hacer negocio con todo tipo de tráficos ilícitos, incluida la inmigración ilegal, y expandir su visión incorrecta del islam».

EE.UU., Francia y el Reino Unido ya se han puesto a la ofensiva para combatir a Daesh en Libia. El pasado 19 de febrero la aviación estadounidense lanzó un ataque aéreo en Sabrata, donde existía un campo de entrenamiento de terroristas de origen tunecino con el objetivo de atentar en ese país, como ya hicieran el pasado año en la playa de Soussa o el museo del Bardo.

Además, esta misma semana el Gobierno francés ha reconocido la presencia de 15 efectivos de operaciones especiales franceses que actúan de modo conjunto con unidades militares de élite de Estados Unidos y el Reino Unido. Una noticia revelada por el diario «Le Monde».

«Estos militares de operaciones especiales suelen tener misiones de obtención de inteligencia y JTAC (Joint Terminal Attack Controller), como se conoce en el argot anglosajón la misión de designar sobre el terreno objetivos militares para ser bombardeados», explican fuentes militares españolas. Por ahora España, como país aliado, solo está haciendo seguimiento de estas operaciones militares de Francia, Estados Unidos y el Reino Unido.

«Necesitamos ataques aéreos, sí, pero no queremos fuerzas terrestres. Esas deben ser libias»

«Pero ataques esporádicos aéreos no bastan para derrotar a un enemigo como Daesh», reconocen las fuentes de Defensa libias que claman por una asistencia militar de la comunidad internacional en Libia una vez que se reconozca un gobierno de unidad.

«Asistencia militar no quiere decir una intervención extranjera», recalca la misma fuente. «Necesitamos ataques aéreos, sí, pero no queremos fuerzas terrestres. Esas deben ser libias, entrenadas y preparadas por fuerzas internacionales. Habría que explicar bien la asistencia para que no sea utilizada en contra. Además sería positivo poder contar con un mando conjunto libio-internacional de operaciones militares».

Desde París se reclama un interlocutor válido en Libia para poder impulsar cualquier tipo de asistencia. Un Gobierno de unidad que ponga fin al complejo tablero «político» libio desmembrado en dos (Trípoli y Tobruk) y con diferentes códigos de lealtades tribales y urbanas que cada 3-4 meses pueden variar. «No hay ningún plan de intervención sobre la mesa». No obstante, las mismas fuentes francesas ponen de relieve que «la lucha contra el terrorismo de Daesh está en el corazón de nuestra diplomacia».

Armamento de Gadafi

El «stock» de armamento de la época del dictador Muamar Gadafi -derrocado tras la intervención militar de la OTAN liderada por Francia- es otra de las amenazas existentes en Libia para combatir a Daesh, así como la porosidad de sus fronteras con Níger.

¿La otra gran amenaza? Cómo no, el petróleo. Por ahora los yacimientos libios están a salvo de Daesh, que anhela repetir en el país africano con mayores reservas de petróleo el mismo modelo «económico» que en Irak, donde al controlar los yacimientos de Mosul consiguieron impulsar sus finanzas tras la proclamación de su «califato» en julio de 2014.

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