Silvio Berlusconi resucita: las encuestas dan vencedor a un centro derecha unido en las próximas elecciones de Italia

Resucitó. Lo dieron muchas veces por muerto políticamente, pero, a sus 80 años, Silvio Berlusconi ha vuelto a reconquistar el centro de la escena política italiana. Condenado y detestado hasta no hace mucho, Berlusconi se está transformando y está seguro de que jugará un papel importante en la nueva etapa política que vive Italia, llena de incertidumbre. Hoy, incluso sus rivales dedican elogios al «nuevo» Berlusconi. «Aquel señor de Árcore tiene siete vidas como los gatos», comenta el exprimer ministro Matteo Renzi. «Berlusconi es un genio. Con su video del cordero lechal acariciándolo y besándolo me tiene confundido», confiesa el presidente de la región de Apulia, Michele Emiliano, quien disputa a Matteo Renzi la secretaría del Partido Democrático (PD) en las elecciones primarias del próximo 30 de abril.

En su video, el líder de Forza Italia hacía campaña para salvar a los corderos, mostrándose contrario a la tradición italiana de verlos convertidos en plato gustoso en el domingo de Pascua. «Berlusconi con el video del cordero habla al país más que muchas discusiones ideológicas de la izquierda italiana», ha escrito Antonio Bassolino (PD), protagonista en la política italiana en el ultimo medio siglo. Las encuestas dan la razón a Berlusconi, hasta el punto de que si el centro derecha se une puede ganar las elecciones. El semanario «L’ Espresso», históricamente ligado al centro izquierda, le dedica su última portada con un significativo titular: «Aquí está otra vez. Por qué Berlusconi puede vencer todavía».

En el centro del escenario

Es especialmente llamativa esta resurrección de Berlusconi, adueñándose de buena parte de la escena política, cuando hasta hace poco parecía que casi todo el protagonismo correspondía a la confrontación entre el PD y el Movimiento 5 Estrellas. El tercer polo, el centro derecha, se consideraba que estaba fuera de juego por la dispersión y división de los diversos partidos de esa área. Pero ahora, Silvio Berlusconi intenta unir esas fuerzas políticas con las que gobernó en el pasado, adquiriendo extraordinario protagonismo y convencido de que el futuro próximo «no se podrá jugar sin mí». Su fuerte siempre fue el «marketing», y ahora Berlusconi vuelve a mostrarse como un gran vendedor, cabalgando sobre temas de actualidad a los que presta gran atención el electorado: impuestos, pensiones, reducción del peso del Estado, ambiente… Los sondeos le son favorables. El centro derecha aparece cada vez más competitivo y, si se presentara unido a las elecciones, las ganaría. La suma de los tres principales partido obtendría la mayoría de votos: 31,2 % (Forza Italia llega al 13,1%; Liga Norte alcanza el 12,9 % y Hermanos de Italia está en 5,5 %), según encuesta realizada por Ipsos publicada el sábado por el diario «Il Corriere». En segundo lugar se sitúa el Movimiento 5 Estrellas de Grillo, con 30,7 %, siendo el PD el tercer partido, algo debilitado tras su escisión, colocándose en el 27,6 %.

Incertidumbre e inestabilidad

El gran interrogante es saber si el centro derecha sabrá unirse. Con los sondeos en la mano pueden ganar las elecciones, pero las distancias entre sus tres partidos principales son todavía amplias. Por ejemplo, el líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, es favorable a la salida de Italia del euro, considerando a la moneda única como «un crimen contra la humanidad», mientras Berlusconi afirma que Italia debe seguir en el euro, pero volviendo al mismo tiempo a la lira.

Existe además un problema añadido aún no resuelto: la ley electoral. Esta será determinante para comprender si los partidos acudirán a las urnas unidos o cada uno por su cuenta, buscando después en el parlamento eventuales acuerdos. Aún no están claras las reglas del juego con las que los italianos se presentarán a las urnas. En principio, se prevé una ley electoral proporcional, con el resultado de un parlamento fraccionado e inestabilidad política. Algunos políticos señalan que Italia puede vivir el caso de España, con el riesgo varias elecciones generales en un año.