Yihadistas de Daesh durante un desfile en las calles de Raqqa en junio de 2014
Yihadistas de Daesh durante un desfile en las calles de Raqqa en junio de 2014 - Raqqa Media Center

«Raqqa está siendo masacrada en silencio»

Un grupo de activistas se juega la vida para intentar informar de lo que ocurre en la «capital» de Daesh en Siria

Corresponsal en Estambul Actualizado: Guardar
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La existencia en Raqqa se vuelve cada día más infernal. Después de dos años de dominio extremista, las condiciones de vida en la ciudad, considerada por Daesh como su capital en Siria, se están deteriorando a marchas forzadas, según denuncia una red de activistas que mantiene viva la resistencia al puño de acero con el que los yihadistas gobiernan la ciudad.

En enero de 2014, Daesh expulsó de Raqqa al resto de milicias rebeldes que poco antes habían conseguido arrebatar la ciudad a las tropas leales al presidente sirio, Bashar al Assad. Comenzó entonces un reinado del terror que incluye crucifixiones y decapitaciones públicas, exhibición de cabezas clavadas en picas y castigos extremos como amputaciones de manos.

A estas crueldades, ya cotidianas, se han acostumbrado los residentes de la ciudad como si el horror fuera parte de la rutina de cada día, cuenta el grupo denominado «Raqqa está siendo masacrada en silencio» (RBSS, por sus siglas en inglés).

Son las imágenes y vídeos que esta organización filtra a internet las que documentan el horror que viven los sirios bajo dominio de Daesh con un altísimo riesgo para sus vidas. «Todos los días recibo amenazas por internet» relata a ABC Tim Ramadan, un activista de RBSS que permanece en Raqqa. A través de las redes sociales, Tim, que utiliza un nombre falso por motivos de seguridad, informa sobre los acontecimientos que sacuden la ciudad, desde los sangrientos castigos públicos de Daesh a los frecuentes bombardeos de rusos, norteamericanos, turcos, saudíes y otros países que operan en el cielo de Raqqa. Explica que 17 miembros de RBSS se mantienen operativos dentro de la supuesta capital de Daesh. Otros huyeron del país por el riesgo que corría su vida.

«Todos los días me mandan mensajes diciendo que me van a cortar la cabeza»

«Todos los días me mandan mensajes diciendo que me van a cortar la cabeza y que me van a matar, como mataron a mis amigos fuera de Siria». Recientemente varios activistas antiyihadistas han sido asesinados en territorio turco. Dos de ellos, Naji Jerf y Ibrahim Abdul Qader, estaban íntimamente relacionados con RBSS.

La vida en Raqqa sigue el mismo patrón desde hace dos años. Numerosos combatientes extranjeros por sus calles que imponen un islam fanático, mujeres tapadas por completo y castigos a latigazos por infracciones mínimas. Fumar, beber o la más leve crítica al fundamentalismo religioso es imposible.

A esa pesadilla cotidiana se suman los ataques de los aliados contra los yihadistas. «Los bombardeos debilitan a Daesh, pero no lo destruyen. Aterrorizan a la población y provocan víctimas civiles», señala Tim. Asimismo, el acceso a los alimentos más básicos es cada día más difícil. En Raqqa hay dinero, aunque cada vez menos, y no para la población, sino para los yihadistas voluntarios que han acudido a hacer la guerra. «Los productos están disponibles, pero a precios muy altos. Se han multiplicado por diez en los últimos tiempos. La gente no se puede permitir comprar fruta o carne. Algunos solo una vez al mes, otros ni siquiera eso».

Impuestos

Al tomar Raqqa, Daesh se apoderó de todas las fuentes de financiación. Pero si al principio gozó de grandes reservas de dinero, ahora atraviesa serios problemas. Los bombardeos, los varios frentes militares abiertos, el agotamiento de la población y de sus impuestos y la reducción del precio del petróleo han ido minando sus recursos.

Incluso los yihadistas empiezan a sufrir la crisis. Estos han visto cómo se reducía su sueldo a la mitad. El investigador sirio Aymenn al-Tamimi señala otras «reducciones» en las «ventajas» concedidas a los soldados, como la eliminación de su acceso preferencial a electricidad, «restricciones en el acceso a internet, el uso de las redes sociales y se ha prohibido la televisión por satélite».

A pesar de que se mantiene fuerte en diversos frentes, Daesh ha sufrido recientes derrotas militares a manos de las milicias YPG kurdas y de las tropas de Bashar al Assad y sus aliados. El régimen de Damasco comienza a ganar terreno en su ruta hacia Raqqa. Al Assad, apoyado por Rusia, se presenta como el único líder que hace frente con efectividad a Daesh. Sin embargo, activistas como Tim temen una posible victoria del régimen. «En el caso de que las fuerzas de Assad tomaran la ciudad, considerarían a todo el mundo terrorista, se multiplicarían los arrestos indiscriminados y los fusilamientos».

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