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El ministro de Hacienda brasileño habla con el presidente Temer - REUTERS

Primera huelga general en Brasil desde 1996

Los sindicatos denuncian la reforma laboral del presidente Temer, en particular la ley de jubilaciones

SAO PAULO Actualizado: Guardar
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Brasil se levanta hoy con una gran huelga general convocada por las principales centrales sindicales del país y apoyadas por sectores que deben reforzar los efectos de la paralización, como los gremios de chóferes del transporte público y los trabajadores aeronáuticos, que quieren paralizar el funcionamiento de los aeropuertos.

El motivo de la primera gran huelga nacional desde 1996, según confirman las centrales sindicales, es la reforma que el Gobierno del presidente Michel Temer ha iniciado en las leyes laborales - que viene aprobando a toda velocidad en el Congreso-, y de un proyecto que cambia las actuales normas de jubilaciones, que establecen como edad mínima, los 65 años para hombres, y los 62 para mujeres, con 25 años de contribución.

“El paro es urgente y necesario para hacer la lucha de masas y detener esa ola conservadora que intentan llevar adelante un Gobierno y un Congreso Nacional que no tienen legitimidad para eso, mediante la imposición de un nuevo modelo de Estado”, criticó Beatriz Cerqueira, una de las principales dirigentes de la Central Única de los Trabajadores (CUT), que encabeza las protestas. Además de sindicatos de izquierda, que no reconocen al actual Gobierno, gremios oficialistas también apoyan el paro.

A la protesta se han sumado algunas escuelas privadas, cuyos profesores se han manifestado a favor de la huelga, incluso con apoyo de los padres. Otras informaron que no abrirán para garantizar la seguridad de los escolares.

Entre las principales críticas que los sindicatos hacen a la ley de jubilaciones es que para tener derecho a recibir la pensión integralmente, será necesario trabajar y pagar impuestos durante 40 años. El Gobierno Temer ya retrocedió en ese punto, que preveía 49 años de contribución, presionado por las protestas del pasado 7 de abril, que alegaban que es un tiempo incompatible con la expectativa de vida de los brasileños. La reducción del horario de almuerzo de 60 a 30 minutos, es uno de los puntos que más ha impactado, además de las normas que flexibilizan los contratos de trabajo.

Para el Gobierno, las medidas son necesarias para recuperar la economía brasileña.

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